José Martín-Retortillo

Lastra y Delgado: soltar lastre

01 de Septiembre de 2022
Guardar

Me sorprendió muchísimo la baja en política, por motivos de salud, de dos señoras que han dado mucho que hablar en estos últimos tiempos, por muchos conceptos muy variados. Es llamativo en tiempos de pérdida de memoria inmediata y de muy corto plazo. Tiempos de aceleración de comunicación, de olvidos interesados y de desinformación, por no mentar la afición a las trolas y bulos. Nada hay más provocador que no olvidar y recordar lo que ocurre.

Me refiero al cese, dimisión, renuncia o abandono de dos señoras muy cualificadas en el panorama del poder de los últimos años. Una, la señora Delgado, exministra de justicia y, acto seguido, fiscal general del Estado, que dependía, (“¿de quién depende? Pues eso”), doña Dolores, más bien conocida en su entorno como Lola, que atribuía problemas que empezaban a escandalizar en círculos europeos, teniendo muy cabreado al personal subalterno, como si fueran las cosas de la justicia y del ministerio fiscal algo reducido siempre y en todo caso a cuestiones partidistas de fidelidades incondicionales. La salud es lo que importa y es la razón aducida.

Otra, la señora Lastra, nada menos que portavoz en el parlamento del principal partido de la coalición gubernamental, e interviniente en multitud de acuerdos y negociaciones con los socios que apoyan el mantenimiento del gobierno. Significada colaboradora del presidente del gobierno desde las primeras fechas, mujer crecida a base de militar y acudir asiduamente a todos los servicios partidarios, sin más mundo profesional que la vida orgánica de su asociación partidaria. Razones de embarazo, han llevado a esa decisión, y parece que no ha habido otras causas, aunque cueste mucho creer eso. Es posible que nunca se sabrá. Lo que entiendo, porque lo aprendí con un profesor de sociología que se llama Tezanos, es que no suele haber una sola causa, sino varias a la vez, y aplicando esto, varias cosas debieron pasar para que juntas decidieran los resultados, que no son otros que el cese y abandono de la función que desarrollaba.

En cualquier caso, es llamativa la coincidencia por una parte de la renuncia de ambas, y es chocante, en la medida que chirriaban en sus decisiones y actuaciones. La señora de Ribadesella, la señora Lastra, siempre partidaria y sectaria, no estuvo nada afortunada en las declaraciones de antes y después de las elecciones andaluzas, donde hubo un mal resultado electoral para el sanchismo, muy posiblemente ganado a pulso, aun contando con un buen soporte de fieles incondicionales y con medios de un partido con una inercia de poder muy importante.

Un chiste fácil y malo es hablar del lastre de la señora Lastra, pero esto es más que probable que debió sucederle al presidente Sánchez, donde no parece ahora que haya más política y afán que hacer a diario, con la ayuda de la televisión y la radio afín, la oposición de la oposición.

Todo se reconduce a preparar y movilizar a los afiliados y posibles votantes propios ante las elecciones de los próximos ocho o nueve meses, y que no parece que los días venideros sean demasiado favorables dado el panorama económico de empresas, familias y empleo, amén de la guerra en el este europeo. Creo que ambas personas eran un evidente lastre para el nuevo giro de su partido ante la situación electoral venidera.

Hay que quitar bazas a los adversarios y eso suena a estos dos relevos o abandonos. Estos cambios no parece que sean los últimos en estos meses próximos, pero el poder gusta del poder y nadie lo deja por su gusto, pues suele haber mucho en juego, una larga colección de intereses e interesados y muchas decisiones que pueden afectar a muchos ámbitos de la vida cotidiana de los ciudadanos, de los españoles. Mucha salud para las que se han ido.

Archivado en

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante