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Lealtad vs. sumisión

Bancario jubilado
11 de Octubre de 2023
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Hace unos días, me llamó la atención un tuit (no recuerdo el nombre del autor) sobre la lealtad, que decía: "Es hora de recordar las palabras de A. Pérez Rubalcaba. La primera regla de una organización, de un partido, es ser leal. Cúando ves a tu lider fajándose contra el adversarios y no quieres que gane, tienes que plantearte seriamente qué haces en ese partido".

Al día siguiente, fue expulsado de su partido N. Redondo Terreros. E independientemente de los motivos y razones para tal acción, me surgió el razonamiento sobre la lealtad y la sumisión. En mi opinión, son dos conceptos distintos, pero… ¿Cabe pensar que muchas organizaciones y partidos confunden la lealtad con la sumisión? ¿Sólo caben los militantes, afiliados, cargos, directivos, políticos… sumisos? ¿Qué valor le dan a la dignidad de las personas, a la verdadera lealtad?

Considero conveniente recordar ambas definiciones. Según la RAE, lealtad, es cualidad de leal, es decir, que se guarda a alguién la debida fidelidad, y lo relaciona con legalidad, verdad, realidad… Y sumisión es el sometimiento del juicio de alguien, al de otra u otras personas, y lo relaciona con acatamiento, dependencia, subordinación…

La lealtad va intríseca con los valores, con los principios, con los ideales, con la libertad de las personas. Cuando se impide el ejercicio libre de esos valores, se pide el no ser honesto consigo mismo, sucumbir a engaños y mentiras, o "comulgar con ruedas de molino", ¿eso no es sumisión? Al respecto, leí un frase muy clara y sencilla. "La lealtad es dar amistad sin sentir ningún tipo de presión o intimidación, y la sumisión es dar algo, pero con temor o miedo". Y podría añadirse, ¿a cambio de algún beneficio particular?

Estos conceptos, ¿pueden relacionarse con la situación política actual? ¿Ustedes que opinan? Lealtad significa firmeza y compromiso con las acciones individuales. Y el primero que debe tener y ejercitar esos principios y compromisos, mantener esos atributos tan fundamentales, debe ser el líder. No guiar por vericuetos, ni retorcer la realidad, para satisfacer intereses personales, en detrimento de los intereses de la mayoría.

Si "bajamos el balón al terreno de juego", y hablamos de la palabra tabú: "Amnistía" ¿Cómo es posible un cambio tan radical en dos meses? Si no se mencionó en campaña preelectoral ¿para que sirven dichas campañas? ¿Para qué sirven los programas electorales? ¿O lo que procede es cambiar la Ley Electoral?

¿Alguna vez se había tomado una medida tan trascendente, con tanta oposición de la mayoría de la ciudadanía? Pienso cabe preguntar: ¿la sociedad civil, y la opinión pública, están ejerciendo sus deberes y obligaciones? ¿Están ejecutando aquellas acciones posibles como colectivos?, ya que el ciudadano una vez emitido su voto pierde el control de sus intenciones en beneficio de los políticos.

Recuerdo un concepto expuesto en algunas ocasiones "la gobernanza de un territorio, es tan importante que no puede dejarse sólo en manos de los políticos". En consecuencia, la sociedad civil debe cumplir con sus derechos y deberes en todo momento. Incluso, en el actual social y político. La sociedad civil debe ser apartidista, no apolítica.

Y, por supuesto, claro que puede hacerse política desde la sociedad civil. ¿Cuántas organizaciones y cuántas personas, posiblemente sin darse cuenta, hacen política? No olvidemos que la palabra "políticos" viene de la época de los griegos, refiriéndose a aquellas personas que se preocupaban por la "poli", por su urbe, por su ciudad. Y conocido es, se denominaba cómo "idióticos" a los que no se preocupaban por su ciudad.

En la era de la postverdad, los políticos se caracterizan no por ocultar la verdad, sino por no ocultar las mentiras. Incluso hacen ostentación de las mismas sin rubor alguno. Sin ética, ni moral. Con total impunidad. Y sin ninguna responsabilidad social y personal.

Recuerdo de mi época de estudiante que en alguna de las clases de física estudiábamos las propiedades físicas de los metales. Y en concreto, evoco dos de ellas,  ductilidad y maleabilidad. Todos sabemos sus significados. Y me pregunto, ¿hay algo más dúctil y meleable, que los votantes y políticos… progresistas y generosos? Pero… generosos. ¿Para quién, con quien? ¿Por qué? ¿Para qué?

Al respecto, desvelo una reciente conversación con unos amigos. Particularmente/individualmente, ¿en qué me beneficia o perjudica se conceda o no la amnistía? Ese es el quid de la cuestión, los políticos se aprovechan de esa anestesia social, de esa despreocupación de muchos ciudadanos. Me preocupa que muchos ciudadanos no se pregunten ¿Qué puedo hacer para influir en esas tomas de decisiones?

Hace unos días "filosofando, sobre filosofías de vida" con mi amiga Patricia concluimos que, posiblemente, "al final, nunca pasa nada". ¿O si? Les confieso un sueño muy reciente tras una turbulenta noche… ¡Pedro Sánchez se declaraba presidente de la III República! Y convencido, nos volveremos a hacer la misma pregunta ¿Y… a mí, en que me afecta?

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