Desde el Centro Solidaridad Interdiocesano de Huesca (Proyecto Hombre) queremos hablar de un tema muy importante: las adicciones comportamentales, y en concreto, los juegos de azar.
Lo que antes era el reino de los videojuegos y las redes sociales, hoy se ha convertido también en el campo de batalla de las apuestas online. Un clic en un banner publicitario o un código de bono promocional puede bastar para que el azar se transforme en una rutina. Este fenómeno ha crecido de manera preocupante, normalizando el juego entre los jóvenes como si fuera un pasatiempo más.
Celebridades y figuras públicas promocionan el mito del “dinero fácil”, mostrando un estilo de vida de lujo que, en realidad, se construye sobre las pérdidas de miles de personas. La narrativa es simple: “apuesta, gana y presume”. Esta exposición constante borra la percepción de riesgo, haciendo que el juego parezca una vía rápida hacia el éxito, en lugar de lo que realmente es: una trampa.
El problema va más allá de la publicidad. Existe una profunda conexión entre el juego, el aburrimiento y la falta de recursos emocionales para gestionarlo. En una sociedad que exige estimulación constante, el ocio pasivo se percibe como un vacío insoportable. Apostar ofrece una emoción instantánea, un subidón de adrenalina que llena ese hueco momentáneamente, pero con consecuencias devastadoras a largo plazo.
Además, el afán por ganar dinero rápido se convierte en una motivación clave. La presión social por aparentar éxito, estatus y riqueza alimenta la ilusión de que una apuesta puede cambiarlo todo de la noche a la mañana.
Como sociedad, tenemos la responsabilidad de detectar las señales de alarma y proporcionar herramientas a los jóvenes para afrontar el aburrimiento de forma saludable. Es fundamental enseñar que la vida real, con sus desafíos y recompensas, es mucho más gratificante que el subidón fugaz de una apuesta.
La prevención es la clave: la verdadera riqueza no está en una pantalla, sino en las relaciones sanas y en un proyecto de vida sólido.
Cómo detectar que la problemática del juego está presente:
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Miente sobre el tiempo o el dinero que gasta.
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Se muestra irritable o ansioso cuando no puede jugar.
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Abandona actividades que antes disfrutaba.
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Pide dinero de forma extraña o vende sus pertenencias.
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Se aísla y su estado de ánimo cambia bruscamente.
Si necesitas ayuda o quieres más información, puedes llamar al 974 245 200 o escribir a info@csihuesca.org.
Estaremos encantados de ayudarte.
Aland Medal y Jara Martínez, psicólogos del Centro Solidaridad Interdiocesano de Huesca (Proyecto Hombre).