Antonio Naval

La Merced, el menosprecio y la definitiva pérdida de una oportunidad

02 de Diciembre de 2022
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El agujero  hecho en el solar de la Merced es enorme, como corresponde  a la necesidad de dotar a una ciudad de garajes,  pero hay agujeros que se hacen con menosprecio y ocultamiento, a costa del interés del colectivo al que se va a favorecer aligerando de coches las calles. Esto es lo que se ha hecho en el solar de la Merced  con   dejación de obligaciones de la Directora General del Patrimonio. Fue prevenida y debería haber tenido en cuenta que con toda probabilidad en ese solar  habría sótanos, bodegas, criptas y lo que es indudable,  que habría enterramientos. Tendría que saber  que hasta que se  organizó el Cementerio de las Mártires de Huesca, que fue abierto en 1832, se pudo enterrar en las iglesias y que todo convento tenía su lugar para enterrar a sus frailes mostrándoles  especial distinción, fuera en superficie o en cripta. Hay cargos oficiales  en que la ignorancia es menos justificable y conlleva dejación de obligaciones, inherentes al encargo de  proteger el Patrimonio y contribuir a velar por su historia.

Los promotores inmobiliarios desde hace unos treinta años han adquirido unos vallados que cierran herméticamente sus  obras de forma que no es posible ni siquiera echar un ojo. Con tal permitida fechoría impiden controlar y ocultar, si las circunstancias lo indican,  lo que en los solares están haciendo y deshaciendo.  Hay algo de alevosía y mucho de menosprecio. El solar de acuartelamiento acomodado en el  histórico emplazamiento del convento de la Merced es de los lugares que más enigmas suscitaba de su historia oculta. El interés del conjunto arquitectónico  queda patente por las fotografías de Compairé.

El arqueólogo, técnico de apoyo para aclarar  la historia, se ha quedado en un empleado de oficio como el de los abogados de oficio. Entre estos hay excelentes profesionales que por encima de su encargo   trabajan por hacer justicia para  el cliente que  les ha sido adjudicado, generalmente indefenso,  otros letrados  se limitan simplemente a cumplir, y  los hay que se permiten, con menosprecio del adjudicado,    hacer su justicia, incluso facilitando a la otra parte. No se entiende que el colectivo de arqueólogos, al margen de que les hagan un encargo y por encima de que se jueguen la adjudicación de las siguientes prospecciones, no estén comprometidos en la defensa de la historia del colectivo ciudadano levantando la voz sobre atropellos como este.

Alardear de tener leyes autonómicas de protección del Patrimonio, incluido el arqueológico,  y no regirse por ellas y hacerlas cumplir, no es certificación de garantía para ningún gobierno. En esta ocasión la promotora es Suelo y Vivienda de Aragón, de la Consejería de Vertebración del Territorio, con la incuestionada bendición del Ayuntamiento de Huesca,  y la que debería haber sido  una supervisión  de una Dirección específica  para protección del Patrimonio y su historia. Es poco menos que incuestionable que han eliminado vestigios que pudieron ser fundamentales. No  han querido mirar y si han visto algo  lo han ignorado.

En las recientes jornadas con tema “Convento de la Merced de Huesca” el público ha respondido, testificando  con su presencia, sin pretenderlo, que el tema, la historia, les interesaba. La falta de escrúpulos  es tal y tan pertinaz que ni siquiera los que públicamente se han comprometido a proteger el Patrimonio se dan por enterados.

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