Ser un héroe no es sólo hacer lo correcto, sino hacer lo correcto cuando tiene un coste. Hacer lo correcto cuando te aplauden no tiene mérito. Cuando hacer lo correcto te pasa factura, cuando la gente se aleja de ti y te abandona por hacer lo que se debe hacer, cuando nadie te agradecerá lo que haces y únicamente acabarás cansado, cubierto de heridas y solo, eso, eso es ser un héroe.
En poco más de un mes empieza la campaña de la renta del 2023, es decir, tendremos que descargarnos el borrador del IRPF y empezar a calcular cuánto hemos ganado, cuánto nos han retenido y lo que nos queda por pagar (o lo que nos van a devolver).
Sin embargo, no todo es tan sencillo como parece. La gente tiene respeto a la Guardia Civil, a la Policía Nacional, a los médicos y a los profesores. Da igual qué clase de autoridad se sea, la gente decente, muestra su respeto. Aunque existe un cuerpo de funcionarios a los que no se les tiene respeto, sino que se les teme…. HACIENDA. Aunque se sepa que se ha hecho todo bien, en el momento en que nos llega una notificación de Hacienda todos nos ponemos a temblar ¿Por qué? Si no hemos cometido ninguna infracción ¿de qué tenemos miedo? Pues de una cosa muy sencilla ¿quién puede contra Hacienda?
Cuando Hacienda decide multar a un ciudadano, el individuo sólo tiene dos opciones, agachar la cabeza y pagar la multa, o enfrentarse a Goliat. La mayoría decide pasar por caja y olvidarse del tema. Es una cuestión de supervivencia. Si nos enfrentamos a las ansias predatorias del Estado (da igual que sea Hacienda autonómica o nacional), tenemos todas las de perder, aunque se gane en el juicio. Déjenme explicarlo con un par de ejemplos.
Empezamos por la lejana década de 1980, el turolense Jesús García Gombau se casó el 28 de diciembre. El problema no fue el matrimonio en sí, sino que a la hora de hacer la declaración de la renta sus obligaciones tributarias se incrementaban en más de 300.000 pesetas. Hacienda le obligaba a hacer la declaración conjunta. Esta situación, que era discriminatoria para todos los matrimonios, fue la que él denunció a un juzgado y le permitieron realizar la declaración de manera individual (él por un lado, su mujer por otro). Jesús tenía razón, pero eso no le importó a Hacienda. Cada año, sin excepción recibía una notificación y una multa de Hacienda. Las veces que nuestro turolense visitaba los juzgados fueron numerosas. Ganaba siempre. Pero siempre salía más cansado. Hubo muchas voces que le decían que abandonara. Él no lo hizo y gracias a eso, en 1989 el Tribunal Constitucional declaró inconstitucional la obligatoriedad de que los matrimonios realizaran la declaración conjunta. Todos nos beneficiamos de su victoria, pero nadie, salvo él, luchó.
Más cerca de nosotros nos encontramos la historia de Agapito García Sánchez, un empresario que vendió su empresa y declaró las ganancias en dos años ¡Vaya delito! Hizo lo que le dijo un inspector de Hacienda que se podía hacer. Pero la historia está llena de villanos y llegó otro inspector que le denunció por fraude. Pero tranquilos, la justicia le dio la razón a García Sánchez, así que Hacienda le dejó en paz…. Durante un día. Al día siguiente le denunció por lo criminal. Agapito no había hecho nada ilegal. Pero daba igual, Hacienda había puesto sus fauces sobre él y no le soltó. A día de hoy su historia puede verse en el documental “Hechos Probados”. La victoria de Hacienda es total, a este empresario le piden más años de cárcel que a la mayoría de los asesinos en España y ha pagado de multa más de lo que han pagado los etarras condenados por atentados con víctimas mortales. Eso es Hacienda.
El último ejemplo es Xabi Alonso. Un futbolista bien asesorado a la hora de presentar sus impuestos. Tan seguro estaba de que todo lo que había hecho era correcto, que cuando le llegó el típico cambalache de la Agencia Tributaria de que se declarara culpable y le reducían la multa, él se negó. Ha ganado en todas las instancias.
Como estamos cerca de la campaña de la renta ya están saltando noticias de que Hacienda ha multado a Carlo Ancelotti y que está investigando a Ferrovial. Esto lo hacen porque salen los titulares y meten miedo a la gente. Pero esta vez les ha salido mal la jugada, en ambos casos, los protagonistas han preferido luchar que agachar la cabeza.
Hacienda pierde el 50% de los casos que llegan a juicio. Pero no les vale con eso. Continúan en instancias superiores. Ellos no pierden nada. Los inspectores que ponen las multas llegan a su casa y no les ocurre nada si pierden. Pero los individuos que reciben la carta saben que, si luchan, tendrán que estar años litigando, gastando dinero y con un final incierto.
Hacienda somos todos.