Cuánto nos ha extrañado ver a ciudadanos japoneses y/o chinos antes de la pandemia llevando mascarillas quirúrgicas por nuestras calles. Nos pasa lo mismo ahora cuando vemos a una persona con sombrilla o paraguas en estos días de calor y sol tórrido. Podemos seguir haciendo el avestruz o protegemos de los rayos ultravioleta, en su mayor parte procedentes de la exposición solar excesiva, ya que es el principal factor de riesgo para el cáncer de piel.
En el año 2024 se diagnosticaron casi 21.000 casos de cáncer de piel en España, cifra que podría reducirse significativamente de haber seguido unas sencillas pautas de prevención. En la provincia de Huesca se diagnosticaron 81 nuevos casos. Este tipo de cáncer ha aumentado un 40% en los últimos cuatro años. Sin embargo, también es el tumor más prevenible y, cuando se detecta y trata a tiempo, tiene buen pronóstico.
En 2021, el cáncer de piel representó una carga oncológica considerable en personas de 65 años o más, afectando predominantemente a regiones con alto nivel socio económico y a hombres. Los indicadores de carga de enfermedad más elevados en personas mayores, probablemente se deban a la acumulación prolongada de factores de riesgo a lo largo de la vida, como la exposición intermitente al sol que comienza en la adolescencia. La mayor incidencia de cáncer de piel en varones se debe a un menor uso de protección solar, mayor exposición laboral y recreativa al sol y menor conciencia sobre la detección precoz.
Así, al hablar de cáncer de piel, se distinguen dos subtipos principales, los melanomas y los carcinomas cutáneos. En ambos casos, las agresiones provocadas por el sol son la principal causa.
La prevención desde la infancia es fundamental para reducir la incidencia porque “La piel tiene memoria”, las agresiones de las radiaciones solares a las células de la piel se van acumulando a lo largo de la vida. A mayor exposición, mayores son los riesgos de padecer alteraciones y cáncer cutáneo.
Se suele poner especial énfasis en el cuidado de la piel durante las vacaciones veraniegas. Sin embargo, las radiaciones solares se producen durante todo el año y en todo tipo de circunstancias y se debe poner atención en el cuidado de la piel en todo momento y en cualquier entorno y circunstancias. En nuestras estaciones de esquí deberíamos tener mucho cuidado y protegernos continuamente, es triste ver a gente que viene de esquiar con protección de los ojos por las gafas y el resto no.
Tomado con moderación, el sol puede tener muchos beneficios para nuestro organismo y nuestro estado anímico. Sin embargo, cuando nos exponemos sin protección, los rayos ultravioletas (UV) del sol pueden causar quemaduras solares, envejecimiento prematuro y cáncer de piel.
Hay que protegerse del sol todos los días del año, no sólo en verano, incluido los días nublados. No hay que tomar el sol sin protección, especialmente entre las horas de mayor intensidad, 11:00 y 17:00 horas. Hay que ponerse a la sombra siempre que sea posible, proteger la piel y la cabeza con ropa adecuada y gorras o sombreros. Utilizar ropa que te cubra la mayor parte posible del cuerpo, así como utilizar calzado, camisas o camisetas holgadas y de manga larga, pantalones y vestidos largos, de trama un poco gruesa y no mojados, especialmente en los momentos de exposición más intensa. Mantenerse hidratado.
Es importante usar gafas de sol, es conveniente que sean homologadas y tengan filtros para los rayos de luz y RUV, ya que así se garantiza una protección óptima contra los dañinos rayos ultravioleta del sol. Hay que usar protector solar con un factor de protección solar (FPS) preferentemente de 50, y aplicarlo 30 minutos antes de exponerte al sol, y volver a aplicarlo cada dos horas como mínimo, reduciendo el tiempo de aplicación con sudor o después de un baño. Y aunque esté nublado hay que usar fotoprotector. Los niños, deportistas y trabajadores expuestos a actividades al aire libre, y personas con enfermedades o tratamientos que los hacen especialmente sensibles son considerados población de riesgo.