Legislar es una de las misiones más difíciles que puede tener cualquier servidor público. Existen multitud de escritos que filosofan sobre cómo debe ser un buen cuerpo legislativo, las motivaciones que tendría que haber detrás de las leyes o el espíritu de un legislador. Todo muy teórico, pero en la aplicación, nada de eso está presente y se legisla en función de intereses espurios, titulares y fanatismo. Lo peor de todo es que muchas de esas leyes atacan a la libertad económica y a la libertad individual. Si el ciudadano no se revela ante el cercenamiento de sus derechos, será muy difícil volver a conquistarlos.
Esta semana ha salido una noticia llamativa. El Partido Socialista Obrero Español pagaba en efectivo a algunos de sus trabajadores. No entro si estos cobros eran legales o ilegales. Según dio a entender el portavoz del PSOE, Patxi López, eran legales. Sin embargo, llama la atención que las cantidades sobrepasaban ampliamente el límite máximo establecido por la legislación de pagos en efectivo.
El gobierno de Pedro Sánchez rebajó, en 2021, hasta los 1.000 euros la cantidad que podía abonarse en efectivo entre un particular y una empresa o, dicho de otra manera, no se puede pagar más de 1.000 euros por cualquier compra de bien o servicio, ni pagar un sueldo superior a esa cantidad en efectivo. A su vez, movimientos de dinero en efectivo en un banco que superen esa cantidad, serán sospechosos y hacienda puede investigar el motivo. Más aún, aunque no hay un límite establecido en ley que prohíba tener dinero en efectivo en casa, la agencia tributaria puede exigir conocer el origen de dicho dinero, y si no se puede explicar detalladamente, será considerado dinero negro con la consiguiente multa.
Los límites son por una legislación “contra el fraude fiscal”, pero en estos cuatro años no hay ni un solo indicio de que esta medida haya tenido un efecto positivo en la lucha contra el fraude.
Esta legislación no es sólo un ataque a la libertad económica, sino que también es un ataque a la libertad del individuo. Hemos pasado por un apagón que dejó inutilizados los datafonos, ¿qué hubiéramos hecho sin efectivo? La mismísima Red Eléctrica anuncia en un escrito fechado este mes de octubre que el riesgo de sufrir otro apagón, de igual o mayor envergadura, es muy alto ¿Qué pasará ahí para los que sólo pagan con el móvil o el reloj? Hemos sufrido un pánico bancario con Caja Castilla La Mancha y con la Banca Privada de Andorra ¿Qué hubiera pasado si sus clientes no hubieran tenido efectivo? Tras la DANA y otras catástrofes, lo que funcionó, además de la empatía y la beneficencia, fue el efectivo ¿Qué hubiera pasado si esas personas no hubieran tenido efectivo? La libertad asociada al efectivo es de tal magnitud que no se puede comparar con nada.
Desde instancias superiores están luchando contra el efectivo, el argumento que se esgrime es sencillo: sin efectivo no hay corrupción ni economía sumergida. Sin embargo, vemos cómo el PSOE (o gente afiliada al PSOE y con cargos dentro de la organización) pagaban en efectivo cantidades superiores a lo que la ley permite. Patxi López afirmó esta semana que también lo hace el Senado y el Congreso (al día siguiente de estas declaraciones dijo que no había dicho eso, a pesar de estar grabado).
Si el mismo partido que impuso una ley para limitar los pagos en efectivo no cumple con la norma, hace que nos preguntemos muchas cosas ¿se creen por encima de la ley? ¿Han hecho la legislación para controlar a todos los ciudadanos menos a ellos? Si afirman que pagar cantidades superiores a 1.000€ en efectivo es un indicio de blanqueo de capitales, y por eso lo prohíben, ¿qué significa que socialistas pagaran esas cantidades en efectivo?
Los indecentes, las malas personas y aquellos que juegan al margen de la ley siempre encontrarán escollos para no estar sometidos, pero si el ciudadano no se revela cuando tiene que hacerlo, siempre estará subyugado, no por la ley, sino por legisladores. Poder pagar cuanto se quiera en efectivo, es libertad.