Silvia Mellado, de Verdes Equo

Nuevos enfoques para el arbolado urbano

Docente y política
27 de Agosto de 2022
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Se ha iniciado la remodelación de las dos últimas fases del parque San Martín, con una llamativa tala de arbolado que ha puesto en alerta a numerosos vecinos, que si bien conocían que se iba a remodelar el parque e incluso compartían la necesidad, no eran conocedores de la intervención hasta este detalle.

Ya sabemos que el arbolado de una ciudad va mucho más allá de hacer más bonitos los espacios, nos proporcionan beneficios relacionados con la salud, como un aire limpio, mejora la calidad del agua, baja la temperatura del ambiente y hasta el nivel de ruido. En definitiva, el arbolado o hablando en general, la infraestructura verde, contribuye a tener un ambiente más saludable en las ciudades y mejor habitabilidad. Pero, en muchas ocasiones, se olvida que los parques y jardines,además, crean comunidad, son lugares de encuentro y convivencia entre personas, vecinos y vecinas, personas mayores, familias, gente joven… y por eso, cualquier modificación, regeneración, tala, replantación son temas sensibles dado que provocan un importante impacto en mucha gente. Vengo reclamando desde hace tiempo que cada tala o intervención de este tipo, tiene que ir acompañada de un amplio programa de comunicación, justificación y sensibilización al respecto y en esta ocasión, se ha perdido, una vez más, la oportunidad de hacerlo mejor que siempre.

Es una buena noticia que finalice el Parque San Martín (justo a tiempo para poder inaugurarlo antes de campaña, pero eso son coincidencias) que en 2018 inició la entonces concejala Mary Romero con un rico proceso participativo pero, a juzgar por los comentarios que ayer se agrupaban alrededor de la zona, las fotografías y los vídeos de los vecinos, parece conveniente que el Ayuntamiento aclare y justifique la tala de cada ejemplar sano de más de 30 años que se ha producido. Lo ideal habría sido hacerlo antes de formas diversas, talleres, buzoneo, notas informativas y otros medios que lleguen al máximo número de asociaciones, comercios, particulares, colectivos… y que cubrieran no solo información del comienzo de las fases y el presupuesto, sino también la justificación de la intervención y las talas.

En cualquier caso, tenga justificación o no la mencionada tala, el saldo de arbolado, de infraestructura verde,  no puede ser negativo. Para que los beneficios que he mencionado sean reales, el arbolado debe ser maduro y por lo tanto, no es equivalente talar un ejemplar sano de 30-40 años y sustituirlo por uno de 2 años. En algunas ciudades con un plan urbanístico coherente con la infraestructura verde, no contabilizan los beneficios del arbolado hasta pasados 15 años de su plantación. Estamos en un momento en el que las ciudades en toda Europa se están naturalizando. En España el mejor ejemplo a seguir es Vitoria que lleva años con un plan coherente. En Huesca se desatan las dudas habida cuenta de las últimas grandes actuaciones urbanísticas como son la remodelación de la Plaza Santo Domingo del que queda lo que fue un hermoso Castaño de Indias replantado y muerto o la Remodelación del Paseo de Ramón y Cajal donde hay más arbolado pero en unas condiciones muy precarias e incluso arbolado muerto. Ambas actuaciones urbanísticas podrían considerarse de saldo negativo para la infraestructura verde.

No se pueden seguir haciendo las cosas como siempre, como antes. Ni con el arbolado ni con el urbanismo. Ya sabemos que los árboles, la infraestructura verde, no es mera decoración. Son mucho más, lo que hagamos con ellos va a definir nada más y nada menos que la habitabilidad de una ciudad.

 

Estamos ante nuevas realidades que necesitan nuevos enfoques, nuevas soluciones.

 

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