Raúl Benito

Las organizaciones empresariales han de ser motor del cambio

11 de Junio de 2025
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Una organización empresarial debe ser un espacio abierto, plural y dinámico, donde las ideas fluyan y la crítica constructiva tenga cabida para que, junto con la innovación, se convierta en el motor del cambio. Pero cuando, poco a poco, la cúpula se transforma en una peña de amigos, comienzan a aparecer síntomas preocupantes: falta la democracia real, extinción del pensamiento crítico, imposición de la comodidad sobre la iniciativa, intereses personales sobre los colectivos, nepotismo...  Y todo lo que no forma parte del círculo queda fuera, por muy valioso que sea.

El problema no es que haya amistad -eso puede ser un valor-, sino que la amistad mal entendida se convierta en una barrera para la participación, la renovación y el desarrollo. En este contexto, la organización se anquilosa, vive de espaldas a la realidad, deja de ser útil y pierde la capacidad de escuchar nuevas voces y adaptarse a los desafíos actuales.

Las organizaciones empresariales deben ser lugares de encuentro de toda la sociedad productiva: empresarios veteranos y jóvenes, grandes empresas, pymes y autónomos, todos con la misma oportunidad de aportar. Deben promover la implicación de los mejores de los nuestros, pero en ocasiones los que las dirigen carecen de una conexión real con los problemas y las inquietudes de los empresarios. Deben integrar y utilizar como palanca de renovación a aquellos que se atreven a cuestionar la inercia de los dirigentes, el aparato y sus discursos. Deben ser modélicas para poder exigir a otros.

Necesitamos participación real y abierta, crítica que ayude a mejorar, renovación continua, gobernanza de calidad y una actitud valiente y generosa para, cuando toca, soltar el control y que entre aire fresco. Las organizaciones que perduran son las que escuchan, se abren y adaptan afrontando el futro con audacia. Las que se encierran en sí mismas se apagan y dejan de iluminar el camino.

Los empresarios somos los responsables últimos de lo que pasa con nuestras organizaciones. Nuestro es el mérito por las que funcionan bien y el demerito por las que deben mejorar. Tenemos el talento y la capacidad de cambiar las cosas pues demostramos cotidianamente en nuestras empresas que sabemos emprender, crear, construir, dinamizar, visionar, ilusionar, liderar... ¿Qué tal si empezamos por hablar con libertad, aunque sea incomodo?

N. del A. Algunos creerán que al escribir este texto pienso en Ceoe Cepyme Huesca. Están en lo cierto. O no.

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