El tema de la semana ha sido la visita de José Luis Ábalos, cuando aún era ministro de Pedro Sánchez, al parador de Teruel con unas cuantas “profesionales” y su actitud destructiva en el establecimiento. Ignoro si este evento pasará factura política a alguien, incluida a Pilar Alegría, secretaria general del PSOE en Aragón y que acompañó a Ábalos en ese viaje.
Sin embargo, este acto libidinoso nos permite preguntarnos ¿qué hubiera ocurrido si esto pasa en un hotel privado? Las responsabilidades legales hubieran sido muy distintas, tanto para el ministro como para el dueño del establecimiento, pero al ser público, el ministro lo trató como si él fuera el dueño del mismo. Y ese es uno de los grandes problemas de las empresas públicas. Los políticos despóticos y sin escrúpulos gestionan estas empresas como si fueran suyas, dando prioridad a sus intereses personales y/o de partido antes que a los intereses generales.
A pesar de que Paradores es una de las pocas empresas públicas que generan beneficios, ¿por qué el Estado tiene que encargarse de tener establecimientos turísticos dentro de España? No hay ninguna razón, económica o política, que sustente la existencia de esta empresa pública.
En sus orígenes, hace casi cien años, la idea estaba bien, incentivar el turismo interno, pero en el 2025, no hace falta ningún incentivo estatal. España es uno de los países con mayor afluencia de turistas del mundo. Y aunque la mayoría busquen un turismo de sol y playa, otros tantos vienen a disfrutar del interior. A su vez, no nos olvidemos de que debe ser la iniciativa privada la que genere polos de atracción de turistas y no el Estado ¿O acaso no hay hoteles privados de cinco estrellas en zonas interiores?¿No hay balnearios y spas galardonados internacionalmente en zonas rurales?¿No hay turismo enológico, trufiturismo o ecoturísticas que generan ingresos millonarios?
Claro que existe todo lo anterior, y son empresas privadas las que se arriesgan con dinero privado a construir las instalaciones necesarias para la atracción de turistas. La existencia de Paradores es a fin de cuentas una competencia desleal. Además, hay que señalar de que no es una reminiscencia del pasado, todo lo contrario, se siguen construyendo más paradores; las dos últimas incorporaciones en el 2020.
A día de hoy, la existencia de Paradores sólo sirve para colocar a políticos incompetentes en la dirección, como antes estaba Óscar López (actualmente ministro) y ahora Raquel Sánchez (anteriormente ministra). También sirve para actividades dignas de un lupanar según Ábalos.
Sin embargo, Paradores es sólo la punta del iceberg. Existen multitud de empresas públicas mal gestionadas que se convierten en el cortijo de los políticos. La diferencia entre la mayoría de empresas públicas y Paradores es que, por lo menos, paradores es rentable.
Otra empresa pública digna de un profundo debate es TVE. El servicio de informar y proporcionar cultura a la población hace años que desapareció ¿Tiene sentido que con el dinero público se estén comprando competiciones de fútbol cuando existen empresas privadas que están interesadas? No. Como tampoco tiene ningún sentido económico, ni cultural, las decisiones que se están tomando en la programación. La única explicación reside en la mala gestión o en la gestión de partido (de partido socialista).
Podríamos seguir hablando del caso de Telefónica, Correos, RENFE, Loterías,… pero llegaríamos a la misma conclusión. Los malos gestores sólo usan esas empresas para sus propios fines, que no son los mejores para España. La única solución, privatizar.