Antonio Morlanes

Patriotas sin bandera

Presidente de ARAGONEX
11 de Noviembre de 2022
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El pasado 31 de octubre tuvo lugar el primer día de Recuerdo y Homenaje a las Víctimas del franquismo. Lo estuve viendo en televisión y confieso que me emocionó por lo que significaba la desaparición de bandos que tanto daño nos ha hecho a los españoles.  Se homenajeó a víctimas sin distinción: a dos sacerdotes, a un militar republicano, a un masón, a una de las trece rosas, a un homosexual, a un maestro…, en fin a quienes, de una u otra forma, representaban a víctimas de la Guerra Civil y de los cuarenta años de dictadura. Considero que era necesario hacer algo que terminase con la definición de Machado: “Españolito que vienes al mundo te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.

Algunas personas tienen el sentido de la propiedad patriótica tan arraigada que no dejan ninguna posibilidad de intentar compartir la de uno. Esto significa que existen quienes tienen la autoridad ― debe ser celestial― de dar el carnet de patriota español y si estás entre aquellos que no lo tienen, pasas, con suerte, a ser un advenedizo.

Debo reconocer que, en estos momentos, la confusión se ha adueñado de mí, pues estaba seguro y convencido de que yo era uno de los 47 millones de españoles que formamos esta colectividad y me da la sensación de que estoy al margen . Empiezo por creer que España es únicamente ese trozo de tierra que limita al norte con los Pirineos, al Sur con África, al este con el mar Mediterráneo y al Oeste con Portugal.  Esto que, mirando un mapa, lo aprendí en la escuela, sin embargo, nada nos explicaron de la sociedad que la habitaba, que insisto somos 47 millones. Y ahora con la mente adulta pienso que el país en el que he nacido en realidad es como mi casa: vacía no tiene sentido y solo se considera hogar cuando están las personas que la habitan.

El hecho de declararse patriota porque lleves una bandera es de una enorme tristeza, pues se limita a algo tan superficial que en realidad no se sabe cómo se está interpretando esa definición ya que ha ido cambiando con el tiempo. Por tomar un punto de partida de lo que denominamos España, en cuanto a lo que simbología significa, iniciemos un recorrido desde los Reyes Católicos hasta la actualidad.  Estos usaban un pendón donde se intercambiaban las armas de Aragón con las de Castilla y las de León; Carlos I utilizó la Cruz de Borgoña y la generalizó por los reinos hispánicos; los primeros Borbones usaron el fondo blanco con el emblema personal del rey; fue Carlos III el que optó por un diseño similar al actual y lo destinó para uso militar y sería en la guerra de la Independencia cuando fue de uso común por la población. Continuando con nuestro recorrido, fue hasta la dictadura de Primo de Rivera que se venía usando la bandera de cinco franjas (amarilla, roja, doble amarilla, roja y amarilla), cuando se pasó a las tres franjas, que era la que usaban los barcos mercantes; en la Segunda República se modificó con el fin de representar los colores de Aragón (rojo y amarillo) y el morado de Castilla; en la Guerra Civil los sublevados tomaron como bandera la de Primo de Rivera, y sería esta la que se convertiría en la actual, la que define la Constitución y la que nos representa, pero con un cambio: se eliminó el escudo usado en el periodo franquista por el definido en la actualidad.

El significado de la explicación anterior es que todas las banderas y pendones reales han identificado a España como nación, sin embargo, no se podrá afirmar con sentido de realidad que la bandera actual lo sea para siempre, lo que si podremos afirmar es que cuando una sociedad mayor o menor en personas o en territorio se proclama como españoles, este hecho y no otro tendrá el valor de patria.  Porque lo que se estará diciendo es que nos incluimos todos, nos complementamos en unos intereses comunes y defendemos una historia y costumbres por las que nos identificamos y, por tanto, no es necesario que nadie reparta carnets de patriotas españoles. Porque al final lo que en realidad están haciendo es perpetuar las dos Españas, en definitiva, bandos enfrentados.

En la actualidad el progreso de la humanidad se debería entender sin fronteras, con una conjunción de ciudadanos que hagamos de la vida una fórmula solidaria para sentirla, en la que nadie ponga en tela de juicio la libertad de los individuos, en la que el respeto por las ideas de todos sea una permanente, en la que nos rijamos por unas normas que a todos no representen y que puedan ser cambiadas a través del convencimiento de que es lo más eficaz para el conjunto.

Seamos patriotas en el sentido de que entendamos que nadie sobra.  Que lo único que no encaje sea la violencia en todos sus aspectos. Que cada uno sea libre en defender sus ideas y aceptar que estas serán aprobadas por la mayoría o no. Debemos ser patriotas para generar la vida que nos permita vivir a todos.

 

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