Antonio Naval

Plan Director de la Catedral de Huesca y la ya necesaria actuación en su conjunto

26 de Octubre de 2022
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Después de no menos de tres décadas, la Administración del Estado  está intentando redactar un Plan Director. Adelante. Tiene que ser una referencia si se redacta adecuadamente. Pero, que quede claro,  hace veinticinco años que fue redactado el Plan Director de la Catedral de Barbastro y no ha servido para nada, absolutamente para nada. Más, el edificio está más deteriorado que hace veinticinco años. Un plan Director no implica que la Administración del Estado,  como segundo paso  subsecuente, va  a destinar  recursos. Ni siquiera quiere decir que estos pueden llegar en algún momento. Allí está este caso más cercano e hiriente, la Catedral de Barbastro.

La Catedral de Huesca y su Entorno, hay que repetirlo hasta aburrir por la reiteración, son únicos, afortunadamente se han conservado, y llevan décadas en progresivo y acelerado deterioro. La magnitud del enclave es tal que la administración diocesana, siempre desconcertante en la gestión de recursos, y en estado de shock por no saber ni dónde está, ni a donde va, ni siquiera  a donde tendría que ir, no puede por sí sola afrontar el mantenimiento del conjunto catedralicio. Con un liderazgo real,  a estas alturas debía ir por delante de lo que se avecina en dar participación activa a los gestores civiles, en ir abriendo caminos para desprenderse de construcciones religiosas que gestionarían con acierto  los alcaldes y sus ayuntamientos, y en propiciar una actuación conjunta en recuperación y restauración de obras de arte dando relevancia a quien se lo merezca.

Ya ha llegado el momento en que, a manera  de tutor, alguien, algo, afronte esta realidad que es grave problema  para Huesca. El Entorno de la Catedral es problema de todos porque las distintas generaciones de oscenses lo han motivado y generado,  definen esta ciudad y le ofrecen posibilidades a las que, ni remotamente me refiero, al menos no de forma prioritaria, a  la de atraer turistas, que no se excluyen. La solución adecuada hay que buscarla,  la formulación de una entidad para el caso será compleja, porque tendrá que superar el anquilosado ámbito eclesiástico, y porque a pesar de ello, mientras haya creyentes en la ciudad estos tienen que tener una consideración incuestionablemente prioritaria en la nueva reordenación y cuidado.

No sé exactamente cuál es la mejor solución para este grave problema de la salvaguarda de la Catedral y su Entorno. Quizá sea una fundación, un patronato, un consorcio… Quiero creer  que la forma más adecuada y eficiente sería  una ONG con el  modelo de Cáritas, no independiente pero sí con autonomía,  que, por supuesto, mantenga el protagonismo de la razón de ser que  generó el patrimonio eclesiástico, pero que incluya expertos en administración, profesionales de la arquitectura, historia, arqueología, economía, marqueting …. y conservación de la religiosidad. Estos gestores, no tienen por qué ser eclesiásticos.  Evidentemente este singular conjunto necesita muchos recursos económicos. Todos cuantos en la ciudad disponen de ellos (y en Huesca afortunadamente se vive bien) pueden y deben enfocar su sensibilidad para mantener algo que siempre fue de todos y que ahora ya no puede gestionarse solamente por quienes siempre  lo conservaron y que hicieron que llegara  a nosotros. Para ello hace falta una iniciativa que unifique y encauce.

El actual alcalde apuntó alguna idea, pero no se ha avanzado en su plasmación real. Tampoco tiene que ser necesariamente desde la administración local que, en ningún caso podría ser marginada. En Huesca, hay recursos humanos y medios  materiales como para afrontar ya esta realidad.

A estas alturas hay suficiente información para saber  por dónde empezar en la Catedral y su Entorno, qué hacer, qué es urgentemente insoslayable y qué intervención, en ningún caso, se puede dilatar más tiempo. El Plan Director dirá lo que tenga que decir, pero  en Huesca sabemos cuáles son las prioridades, las urgencias, lo ineludible y  lo conveniente. Es difícil que en Madrid lo sepan mejor de lo que se sabe aquí, y menos según quien lo redacte y lo que del tema sepa. Esta percepción viene avalada por la desorientación con que llevaron a cabo  la intervención en el Tanto Monta.

Dada la esterilidad de ideas en la cúpula diocesana, no es inmiscuirse donde no llaman el que alguien, algunos, actores públicos,  ciudadanos, colectivos preocupados por la peculiaridad de esta ciudad, empresas, sociedades, entidades docentes y no docentes, oscenses y no oscenses afortunados…  generen, con su conciencia de la situación,  una acción eficiente para conservar  la Catedral y su Entorno e incrementar la  vitalidad de la razón de ser y de  existir de Huesca.

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