En septiembre de 1923 Miguel Primo de Rivera dio un Golpe de Estado en Cataluña. Aunque durante las primeras horas parecía que el golpe había fallado, la inacción política provocó lo que nadie creía posible, que el General se pusiera al frente de la nación como Dictador. Durante siete años dirigió la vida política de los españoles intentando solucionar los problemas económicos, sociales y políticos que acechaban a España.
Cien años después, habiendo pasado la Dictablanda de Dámaso Berenguer y Juan Bautista Aznar, la Segunda República, una Guerra Civil, la dictadura franquista, la transición y casi cincuenta años de democracia, seguimos igual. Hay gente que habla de “década perdida” a lo ocurrido entre el 2008 y la crisis de la COVID. Imagínense si se dieran cuenta de lo que ha pasado en España en este tiempo.
Empezamos por compararnos con nuestros vecinos. En 1914 había estallado la Primera Guerra Mundial, en ese año España era un 10% más pobre que Italia, un 50% en comparación con Francia. Inglaterra y Estados Unidos nos duplicaban en riqueza. En dicha contienda España permaneció neutral, y a pesar de los millares de muertos que sufrió Francia, Italia, Inglaterra y Estados Unidos; a pesar de la destrucción de zonas industrializadas en Francia, en 1923 España era un 20 % más pobre que Italia, un 60% en relación a Francia, Inglaterra seguía siendo el doble de rica que nosotros y Estados Unidos el triple.
En el año 2000 España era una potencia económica. Creábamos más de la mitad de los puestos de trabajo de toda Europa, nos llamaron la locomotora europea. Zapatero en su primera legislatura dijo con cachondeo que íbamos a pasar a Italia como fuerza económica. En el año 2023 España ha sido adelantada por países como Chipre y Eslovenia. Y estamos luchando porque no nos adelante la superpotencia económica de Estonia.
Una crítica que realizaron los golpistas hace 100 años a los gobiernos democráticos fue que llevaban una década con déficit fiscal, a pesar de las grandes reformas de Raimundo Fernández Villaverde en 1901. Un déficit que, en el peor de los casos, no sobrepasó el 3% del PIB. Según los responsables de Hacienda durante la Dictadura de Primo de Rivera: “Es inaceptable que un cargo público endeude el futuro de la nación por su mala gestión”.
Tras la crisis del 2008, las cuentas públicas han estado en perpetuo déficit y siempre sobrepasando el 3%. Esta situación la han enfrentado los cargos públicos con frases tan buenas como “Chiqui, son 1.200 millones (de euros), eso es poco”.
¿Y el poder adquisitivo de los españoles? Los salarios se habían incrementado entre 1913 y 1923 un 35%. Descontando la inflación, su capacidad adquisitiva era en una década un 20% superior. En España en la última década, se ha perdido poder adquisitivo. Somos más pobres en el 2023 que hace una década.
Las exportaciones, lo que los españoles vendemos al resto del mundo, en 1923 era mayor de lo que comprábamos. En otras palabras, en España entraba dinero. Y, sin embargo, los comerciantes estaban muy cabreados con la situación pues estaban creciendo las importaciones. Es decir, cada vez comprábamos más fuera. A día de hoy, llevamos casi 50 años con datos negativos. Compramos al exterior más de lo que vendemos. Y si se gasta más de lo que se ingresa significa que nos vamos empobreciendo poco a poco. En 1923 esta situación supuso que los empresarios apoyaran a Primo de Rivera. Hoy en día los empresarios no dicen nada.
Habrá algún malintencionado o malpensado que creerá que en esta columna estoy defendiendo el golpe de estado de Primo de Rivera, lo cual confirma mi hipótesis, en España nos hemos resignado a que gestionen mal desde el Gobierno.
Hace cien años la evolución de la economía llevó a la ciudadanía a movilizarse, a los empresarios a exigir soluciones al gobierno, la clase política estaba preocupada. Hoy, no hay nada de eso. Nos hemos resignados a empobrecernos.