RADETZKY, me temo lo peor

Médico psiquiatra
10 de Enero de 2023

JOHANN JOSEPH GRAF RADETZKY von RADETZ, nacido en Bohemia, fue un militar del Imperio Habsburgo bregado en las campañas napoleónicas, donde también desarrolló un fino instinto diplomático. Con 82 años consiguió dar las últimas victorias a los  Habsburgo, Custoza en 1848 y Novara en 1849, dando fin a la aventura del saboyano CARLOS ALBERTO. Los centroeuropeos le deben la popularización del escalope (schnitzel) a la vienesa que copió de la cotoletta milanesa. Fue un hombre amado por sus soldados, por las damas y por un pueblo que ya atisbaba la decadencia a pesar de los fastos de la corte y las últimas victorias. Un hombre a caballo entre el anciene régime, nostalgia tan bien contada por Talleyrand o Chateaubriand, y el biedermeier tan denostado como añorado.

Pero sobre todo es el nombre de un himno, la Marcha de Radetzky que ha superado a su protagonista. Exagerando, desde que tengo memoria, cada 1 de Enero espero con fruición el palmoteo infantil de los emperingotados y envidiados asistentes del Musikverein de Viena cuando la Marcha de Radetzky pone la guinda del pastel valsístico del concierto, siempre con el guiño amable del director de turno, cómplice de los aplaudidores. Nunca hay sorpresa y en eso consiste su embrujo, en esa compulsión a la repetición que propicia la mente infantilizada de ese día tan especial. Marcha compuesta por JOHAN STRAUSS (padre) tras la victoria de Custoza que inflamó el nacionalismo  austríaco vapuleado en aquel año revolucionario para Europa.  Marcha militar que fue “civilizada” por la orquestación del músico LEOPOLD WENINGER, que resultó ser un nazi desorejado, no muy diferente a von KARAJAN o más de la mitad de los profesores de la Orquesta Filarmónica de Viena, afiliados al partido nazi, que vieron con delectación el despido de la docena de profesores judíos que tenían plaza en la orquesta (murieron más de la mitad de ellos). Lugar de actuación de la memoria selectiva, el arreglo de WENINGER se ha “desnazificado”. Gracias a lo políticamente correcto ahora podemos oír una versión adecuada de la Marcha Radetzky, ofendidos nuestros oídos hasta 2020, año en el  que se corrigió el trágico error imperante desde 1946.

Leo las críticas del Concierto de Año Nuevo de 2023. Todas son negativas, casi insultantes algunas, para el director que este año ha sido el designado para  lucir el día mas especial del año para la Orquesta Filarmónica de Viena. Hasta yo, que soy lego en materia musical, me sentí discretamente desolado ante la elección de temas por parte del atildado y gélido FRANZ WELSEER MÖST. Unanimidad que no ha sido tan extensa, pero sí muy presente en la retransmisión de TVE1, sobre la necesidad de contar con una directora para el Concierto de Año Nuevo, acabando con el irritante  dominio masculino  que por fin, sí ha sido roto en la Coro de los Niños Cantores de Viena, tal y como se nos repitió en varias ocasiones. El año que viene no podrá ser, pero es la reivindicación pendiente y no tardará mucho en cumplirse, ya hay un par de nombres en el candelero. Imagino que cuando por fin una directora ponga orden en esta injusticia de género, habrá que buscar un director LGTB+ para que todos los colores del arco iris puedan por fin desarrollarse libremente sobre el podio del Musikverein. Lo siguiente será desracializar (¿o es lo contrario?) dicho podio dado el abusivo control de caucásicos en la dirección del concierto.

Pero me temo que al final se impondrá la muerte de la Marcha Radetzky, por muy arraigada que esté la tradición. Homenaje a un militar, caudillo provecto, represor de lombardos, venecianos y vieneses, no puede pasar desapercibido entre los melifluos sones que inundan bosques vieneses, danubios azules, damas encorsetadas en sus tutus y caballeros que muestran impolutos fracs en los ballets que animan el concierto.  Las mentes bienpensantes de lo woke no podrán seguir soportando una afrenta semejante al buen orden cultural que tan límpidamente se está imponiendo. En fin, RADETZKY, que te quedan dos telediarios.

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