El tema de esta semana es la ampliación de la baja de paternidad/maternidad de 16 a 19 semanas. Este beneficio social que ha mejorado el Gobierno de Pedro Sánchez a base de decretazo no está exento de polémicas y de externalidades negativas.
Ante todo, hay que aclarar que esta política de conciliación familiar va bien encaminada para paliar un mal endémico en la sociedad española, la baja natalidad. Sin embargo, todos los estudios y especialistas en la materia están de acuerdo en que no se conseguirá recuperar una natalidad sostenible sólo a base de esta clase de ayudas. Debe ser una política integral que abarque todos los aspectos relevantes: IRPF, subvenciones, el IVA de productos infantiles, políticas de vivienda, etcétera. Mientras sean sólo anuncios de cara a la galería, el problema se enraizará y costará mucho más subsanarlo.
Después de lo anterior hay que indicar que distintos estudios académicos han evaluado la evolución de la natalidad en distintos países de la OCDE y de la Unión Europea y han llegado a distintas conclusiones que hemos de tener en cuenta para poder valorar la medida del gobierno:
- El nivel de ingresos no es relevante a la hora de decidir tener o no hijos. Al contrario, con el incremento de la renta se suele percibir una reducción del número de hijos. Aunque las políticas de rentas sí tienen un impacto positivo. Y no nos estamos refiriendo exclusivamente a subvenciones directas, sino a reducciones en el IRPF y a servicios públicos subvencionados total o parcialmente (transporte, guarderías, etcétera). Y en este aspecto España está a la cola de la Unión Europea. Sólo tienen peores datos Holanda, Chipre, Italia y Portugal. Las familias españolas tienen unos beneficios sociales de 400 euros al año frente a los 800 euros de media de la Unión Europea.
- El beneficio de la “baja” por paternidad o maternidad se ha demostrado que tiene un efecto pequeño a la hora de tener más hijos. Por lo que una semana más (o tres) tendrá un impacto muy pequeño en la natalidad del país. El problema de la baja en nuestro país es la opcionalidad, ya que, con los datos de los últimos años, se observa cómo el porcentaje de los hombres que cogen las semanas no obligatorias es pequeño en comparación con las mujeres. Esto incide en la brecha de género laboral. Aunque ello no es culpa del Gobierno, sino que es una decisión de la unidad familiar.
- La variable más importante en la decisión de tener hijos es la cultural. Ha habido un cambio de preferencias en la sociedad actual. El sueño ya no es tener una familia, sino que se ha propagado el virus de “Peter Pan” y todos quieren ser jóvenes para siempre. Viajar a lugares exóticos como Tailandia, Costa Rica o Bali, aunque no se conozcan Soria, Huesca o Murcia. Salir todos los viernes y sábados. Tener todas las plataformas. Y todo ello, aunque no se llegue a final de mes. Y esto es imposible de cambiar a corto plazo, y tampoco es bueno que un Gobierno (sea de la ideología que sea) imponga su visión sobre las decisiones personales. Aunque estas decisiones nos lleven a un envejecimiento acelerado como sociedad.
- Toda ampliación de los beneficios sociales es un gasto para las empresas, por lo que anunciar esta medida sin haberla consensuado con los empresarios es una rémora para una economía privada que está en las últimas. Ahora se aplaude, pero cuando caiga la contratación de mujeres jóvenes, nos echaremos las manos a la cabeza.
Todo esto y más, hay detrás de un simple anuncio por parte de Pedro Sánchez. Un anuncio que todo aquel que haya seguido mínimamente la política de este gobierno sabe que no se realiza por preocuparse por la tasa de natalidad, sino porque era una trasposición de una directiva europea que tenía que entrar en vigor en agosto del 2024 y por ello se hace de forma retroactiva, para evitar sanciones de la Comisión Europea. Si este gobierno de verdad quisiera ayudar a las familias y luchar contra la baja tasa de natalidad, podría hacer muchas cosas de las que hablaremos en siguientes entregas.