Araceli Cavero

Renfe, Táboas...

Jubilada
28 de Julio de 2022
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Leo en EL DIARIO DE HUESCA la reflexión sobre el “servicio público de Renfe”, y aunque llevamos ya un tiempo sufriendo su deterioro, no deja de hacerme sentir una gran tristeza por lo que supone de pérdida de servicios para las personas de los pueblos y de las pequeñas ciudades.

En mis tiempos de concejal del Ayuntamiento de Huesca, allá por los años ochenta del siglo pasado, el alcalde de entonces José Antonio Llanas, ya comentaba que un servicio público no tiene porqué ser rentable.

Y yo digo ¿Cómo no vamos a buscar rentabilidad en todos los servicios si tenemos que pagar a tantos ministros, secretarios generales, asesores de pacotilla y demás que “viven” de los Presupuestos Generales del Estado?

Lo de Extremadura es una completa vergüenza; también lo que pasó con el AVE Huesca Madrid el otro día. No solo eso, en las taquillas de la estación de Huesca han quitado hasta la silla donde se sientan los viajeros que van a comprar su billete. Dentro de nada despedirán a la persona que atiende a los clientes y la reemplazarán por una máquina, así se ahorrarán el sueldo y, como mucho, tendrán que gastar en alguna reparación cuando se estropee.

Y no digamos del Canfranero que para hacer cien kilómetros emplea tres horas (a razón de 33 kilómetros la hora). Esperemos que con las obras que se están realizando en la estación de Canfranc se decidan a invertir unos euros para dar rentabilidad al hotel de lujo que parece se va a construir.

Digno de admiración me parece la constancia de los habitantes de Grañén, Monzón, Binéfar, etcétera, que siguen manifestándose reclamando un servicio al que tienen tanto derecho como cualquier ciudadano de las grandes capitales.

Ojalá consigamos todos los servicios de calidad que pagamos con nuestros impuestos.

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