Resistencia colectiva para defender la democracia

María José Lasaosa Trallero
26 de Abril de 2024
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Estaba participando, como público, en una mesa redonda sobre la sanidad pública, cuando recibí la comunicación de la posible dimisión del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez. Me quedé helada.

No soy votante del PSOE; de hecho, formo parte de las listas municipales de Cambiar Huesca. No soy nacionalista ni independista, aunque soy vasca de nacimiento y amo esa tierra, y la nuestra, Aragón, sin localismos ni fanatismos. No lo soy porque pongo por delante el bien común, el reequilibrio de los territorios españoles pensando siempre en las tierras relegadas, despobladas, discriminadas y empobrecidas; y no precisamente por la ley de amnistía sino por los intereses económicos de personas y grupos españoles que ponen por delante sus beneficios individuales y corporativos, disfrazados de “unidad de la nación”, “defensa de nuestra identidad y costumbres”, o un “primero nosotros, luego los extranjeros”.

Han pasado escasamente dos días y las reacciones han movido y removido con fuerza. ¿Cómo se puede decir, señoras y señores de la derecha, que el Gobierno no tiene proyecto político? ¿Quién, si no, ha aprobado la subida del salario mínimo interprofesional, la regulación de las trabajadoras del hogar o los falsos autónomos, como los riders? ¿Están más temerosos, ahora, cuando las elecciones en el País Vasco han respaldado esas decisiones, y las próximas en Cataluña auguran otro espaldarazo a una política negociadora e integradora de la diversidad española, por otra parte, tan vieja como el Estado Español? (Por cierto, la mayoría de historiadores apuntan a la Guerra de la Independencia, en concreto a la Constitución de Cádiz de 1812, como nacimiento de nuestro Estado, aunque fuera la llegada de los Borbones, concretamente Felipe V, en el siglo XVIII,  quien se puso al frente por primera vez del « Reino de España »).

¿Quién subestima la inteligencia de los votantes, señor Feijóo? ¿Maniobra de supervivencia política? ¿Bochorno internacional? ¿Persigue Sánchez que se le deje gobernar por compasión? ¿Espectáculo de adolescente, por defender su dignidad personal? ¿Dejadez de funciones, dejándonos sumidos en la mofa, la perplejidad y la angustia? ¿Busca el enfrentamiento entre españoles, nos deja en el desgobierno total, para escapar de sus responsabilidades y triturar a los jueces y a la oposición? ¿Confundir, embarrar y victimizarse? ¿Legitimación popular frente a la legitimación básica en un Estado de derecho?

No soy sanchista, ni zapaterista, ni felipista; pero sí demócrata, profundamente demócrata. Y el talante democrático se demuestra día a día. Defendiendo las propias ideas con argumentos, acatando los resultados de las votaciones, y respetando profundamente a todas las personas. Y sin reblar en la defensa de las conquistas sociales.

Llevan meses atacando sin escrúpulos ni principios éticos al presidente. Todo vale para desacreditarlo, para equipararlo a un demonio. ¿Quién está detrás de la situación política bochornosa que vivimos desde hace meses? ¿Quién quiere resucitar las estrategias de los años previos al golpe de estado dado por Franco y hacernos creer que estamos igual, trayendo a colación una interpretación de la historia del siglo XX que no reconoce como tales ni el golpe de estado ni la dictadura franquista? ¿Quién quiere presentar a la izquierda como bolivariana, comunista, roja, dictadora, autoritaria…? Y, sobre todo,… ¿POR QUÉ?

Desestabilizar la democracia, eso es lo que quieren la derecha y la ultraderecha (política, mediática y judicial). La denuncia, basada en ocho noticias de prensa, de las cuales al menos una es falsa pues se refiere a otra persona que se llama como la esposa del gobierno. La denuncia de Manos Limpias, registrada el 9 de abril y liderada por personas que hace años eran del grupo de Blas Piñar, y que reconoce en menos de un día la posibilidad de que las acusaciones procedan de informaciones falsas.

¿Movilizarnos? SÍ. ¿Para qué? Para defender la democracia. Solidaridad con Pedro Sánchez, presidente legítimo, que dice ¡Basta! ante una situación en la que hacer políticas progresistas tiene un altísimo coste personal. Y, que conste y quede muy claro, Sánchez no es un dictador ni España se ha convertido en una dictadura. El dictador fue Franco y los neofascistas que mantean a un muñeco con rostro de Sánchez, apalean a los migrantes sin papeles o –simplemente- quieren impedir que vengan a España y quieren legislar para repatriarlos a sus países o a otros supuestamente seguros, también lo son.

Ayer, aniversario de la revolución de los claveles, me uní a los defensores de la democracia que trabajan enconadamente contra aquellos que quieren secuestrar el poder del voto del pueblo, de todos los pueblos, de todas las personas… Como dijo Labordeta en el Congreso: “¿No puede hablar uno aquí, o qué?”. (Y dirigiéndose a la bancada conservadora) “Ustedes están habituados a hablar siempre porque así han controlado el poder ustedes toda la vida y ahora les fastidia que vengamos aquí las gentes que han estado torturadas por la dictadura a poder hablar”.

Quienes tienen por objetivo tumbar un gobierno progresista que defiende a los trabajadores, a las empleadas de hogar, a los falsos autónomos, los servicios públicos como la sanidad, la educación, la dependencia… nos encontrarán enfrente. ¡No nos dejaremos engañar por los que tienen los medios para manipularnos! ¡No vamos a seguir la estela de Trump, Bolsonaro, Meloni, Orban, Le Pen, Milei en sus prácticas populistas! ¡No nos dejaremos robar la democracia!

Seguiremos en la resistencia colectiva, una resistencia pacífica, legítima y contundente. Una resistencia colectiva para defender la Democracia.

 

María José Lasaosa Trallero, ciudadana española.

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