José Torres Remírez. Hoy, la improvisación del Gobierno

Sin luz, sin casa, sin coche

Miembro de la Asociación Española de Derecho y Economía
15 de Noviembre de 2025
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José Torres Remírez. Hoy, la improvisación del Gobierno
José Torres Remírez. Hoy, la improvisación del Gobierno

Esta semana, gracias a la abstención milagrosa de Junts, no se ha ampliado el calendario de cierre de las centrales nucleares en España. Por lo que continúa la fecha del 2027 para clausurar la central nuclear más importante de España: Almaraz. Esta medida ha sido acogida con júbilo por los partidos de la mal llamada izquierda ideológica, que están más cercanos al comunismo de lo que creen sus votantes. Lo peor de todo es que las pocas personas de la calle que se han enterado de esta noticia también se han alegrado. Mucha gente cree que sin la energía nuclear seremos más “verdes” y ecológicos y nada más lejos de la realidad.

Este hecho me ha recordado un estudio que leí ya hace unos cuantos años en el que demostraban cómo todos los bienes y servicios, en España, son más baratos que en el 2000, exceptuando tres: vivienda, energía y coches.

Lo primero que llama la atención de la afirmación anterior es que todos los bienes y servicios sean más baratos cuando a nosotros nos cuesta más llenar la cesta de la compra. Esto tiene una explicación muy sencilla. El avance de la tecnología, el incremento de la productividad laboral, la competencia internacional y la creación de bienes complementarios, hace que el precio de los productos sea cada vez menor. El problema ha sido una inflación del 82,7% acumulada en nuestro país durante los últimos 25 años. Inflación que debemos agradecer a una política monetaria pésima dirigida por Mario Draghi (Premio Princesa de Asturias 2025) y Christine Lagarde y al incremento de la deuda pública llevada a cabo por Zapatero, Rajoy y Sánchez. En otras palabras, el valor de nuestro dinero ha caído más de lo que han bajado los precios de los productos. Eliminando la inflación, lo que en economía se llama precio real, no hay bien o servicio en el mercado que no cueste menos hoy que hace 25 años, exceptuando los anteriormente indicados.

Estaremos de acuerdo en que para poder vivir bien se necesita una vivienda y energía (luz y calefacción) y que, además, un medio de transporte individual y privado facilita las cosas. Y a pesar de eso, los mercados de la vivienda, el mercado energético y los coches, han sufrido una regulación excesiva sin ningún sentido.  

Empecemos por la vivienda. Se cumple un año de la entrada en vigor de las nuevas regulaciones de la Ley de Vivienda en Cataluña y los resultados han sido nefastos. Se ha reducido más de diez puntos porcentuales la oferta de vivienda y el precio ha crecido más de la media nacional y por encima del ritmo de crecimiento de los últimos años de dicha región. Esto es sólo una muestra de cómo las regulaciones absurdas están encareciendo un bien básico para las personas. A esto añádanles que más del 30% del precio de una vivienda nueva se debe a la carga tributaria que se soporta en las distintas fases de la construcción. Muchos de estos impuestos van en porcentaje del precio de la vivienda y por eso las administraciones acotan la oferta de suelo y limitan las alturas de las viviendas, para subir artificialmente el precio y beneficiarse a costa del bolsillo de los contribuyentes.

Con los coches pasa exactamente lo mismo. Han intentado que la gente renueve sus coches con las zonas de bajas emisiones, han subido los impuestos a la gasolina y al diésel y han aprobado la prohibición de la venta de coches de combustión interna para el año 2035. Todo esto encarece tener un coche, pero beneficia a las arcas del Estado.

Y, por último, con la energía está pasando igual. El mercado energético español es uno de los más intervenidos de toda Europa y uno de los mercados con más impuestos. Su liberalización permitiría una reducción del coste energético que beneficiaría a la productividad de las empresas y al bolsillo del consumidor final. En cambio, nuestros políticos dejaron de construir centrales nucleares desde la época de González y ahora, con el cierre de Almaraz, nuestra factura se verá incrementada más de un diez por ciento de media.

Creía que la política servía para ayudar al ciudadano, pero si se sigue este camino, el ciudadano se quedará sin luz, sin casa y sin coche, pero con políticos.

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