El próximo domingo 2 de julio la Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca reeditará el abrazo al Seminario que, en sus dos anteriores ocasiones, concitó el interés y solidaridad de centenares de personas. Este acto, de carácter simbólico y reivindicativo, constituye el colofón de las fiestas de los barrios de san Pedro y la Catedral, y en la presente ocasión, además, se celebra en la apertura e inauguración de un nuevo mandato municipal, aspecto que imprime una dimensión novedosa y esperanzadora.
Novedosa por cuanto la composición del Ayuntamiento ha cambiado y en consecuencia también se reformularán las relaciones entre los vecinos y sus nuevos regidores. La participación ciudadana en materia patrimonial y asociativa ha sido uno de los grandes lastres que ha protagonizado una discutible y discutida gestión política que concluyó el pasado 28 de mayo.
La voz de la Plataforma en su defensa de la integridad del conjunto monumental del Seminario nunca se escuchó en los despachos de la plaza de la Catedral. Las vías de comunicación estaban colapsadas por la intransigencia y la negativa al enriquecedor contraste de pareceres. La mitad de lo construido a lo largo de los siglos se debía derribar, señalaban los proyectos de demolición, los únicos y exclusivos que se manejaban en el contexto de un urbanismo depredador que esquilma la historia y la memoria.
Pero la lucha de las entidades vecinales y de las asociaciones preocupadas por la integridad de nuestras señas de identidad y la recuperación y rehabilitación de inmuebles históricos, logró torcer los presupuestos arrasadores y salvar buena parte de lo sentenciado a escombro y ruina. Con todo, el trabajo no fue sencillo ni gratuito y al final, hubo que acudir a los tribunales para agotar todas las vías posibles de preservación.
En este momento, los patios históricos de los siglos XVI y XIX son las dos únicas piezas del gran puzle construido a lo largo de los siglos, que están en liza en el Tribunal Superior de Justicia de Aragón. Si se salvan los patios por sentencia judicial, todo el Seminario se habrá preservado.
Es en este punto en el que se abre la dimensión esperanzadora a la que nos referíamos más arriba. La nueva alcaldesa, Lorena Orduna, se reunió con la Plataforma en la sede de Osce Biella en su condición de candidata, y en ese encuentro escuchó las razones urbanísticas, argumentos históricos, planteamientos arquitectónicos y soporte científico arqueológico y social, información técnica en definitiva, que le sirvió para asumir el compromiso de mantener la integridad del conjunto en un proceso de rehabilitación respetuoso y participativo.
Hoy, Lorena Orduna es alcaldesa de Huesca y como gesto inaugural en su nuevo organigrama ha incorporado, precisamente, el área de Patrimonio, estructura reclamada por la Plataforma y de enorme importancia en la ciudad y en el maltratado casco antiguo (Círculo Católico, plaza de San Pedro, Muralla, solar de Vilas o de Zarandia…), área urbana paradójicamente declarada Conjunto Histórico-Artístico.
El tercer abrazo al Seminario tiene la vocación inequívoca de desembocar en la desjudicialización de un problema enquistado que opera contra el propio inmueble, la solicitud de fondos europeos para su recuperación y sobre una opinión pública que ha venido asistiendo con incredulidad y hastío a una desastrosa gestión municipal, afortunadamente, ya prescrita.
El de 2023 tiene que ser un abrazo mayúsculo, poderoso, masivo, intenso y renovador de impulsos regeneradores. Es preciso que muchos ciudadanos de Huesca nos impliquemos en la exigencia de materializar los compromisos adquiridos y seamos protagonistas del momento histórico que culmine una larga y denodada batalla por la conservación de la riqueza común, expresada y contenida en los muros del antiguo Seminario Conciliar, ya protegido y a salvo de inexplicables especulaciones. Un decreto de alcaldía puede modificar el torcido curso de las cosas y, al tiempo, abrir puertas y ventanas a un cambio de ciclo en la política municipal sobre el patrimonio.