Juan Antonio Busqueta

Transporte Sanitario, de las tinieblas de la Edad Media al espejismo renacentista

Técnico de Transporte Sanitario y Educador Social
03 de Noviembre de 2023
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1117- Durante los meses de enero y febrero un concilio reunido en Burgos en 1117 decreta la condena definitiva sin posibilidad de apelación del acabado matrimonio entre Alfonso y Urraca.

1180- La decadencia de Constantinopla. En 1180 murió el rey Luis VII de Francia y fue sucedido por su hijo Felipe II.

1333- Don Juan Manuel y don Juan Núñez de Lara se entrevistan con el rey de Aragón, a quien exponen los agravios que sufren de parte del rey de Castilla y le piden ayuda para luchar contra este rey.

Estas fechas señaladas y totalmente indiferentes en su contenido para lo que aquí importa, pertenecen a la Baja Edad Media y tienen un nexo en común con el Transporte Sanitario de Aragón. Corresponden a un periodo de “oscuridad salarial” a las diferentes categorías de los Técnicos de Emergencias Sanitarias, amén de otras categorías que corren igual suerte.

1117,1180 y 1333 son los salarios brutos congelados desde el año 2018 en el sector. Salarios pre-durante- y pos pandemia. Gracias por nada, los aplausos nunca dieron de comer.

El transporte sanitario en Aragón corre igual fortuna que el mito de Sísifo, condenado a subir una y otra vez la montaña con una gran piedra a cuestas. Condenados a ver cómo año tras año se vulnera de forma despiadada la dignidad de un sector esencial de la sanidad aragonesa por empresas sin escrúpulos y administraciones indolentes.

El actual concurso gestionado por Tenorio e Hijos desde el 1 de junio ha sufrido 3 subidas presupuestarias en cuatro meses respecto a la gestión de la anterior adjudicataria:

1ª subida: 50 millones de euros más como precio de salida, a cambio, bajada salarial de un 40% a más de 300 trabajadores, impago de dietas e incumplimientos de los pliegos en cuanto a bases óptimas para trabajadores y vehículos, gestión y entrega de la ropa profesional y desactivaciones de vehículos.

2ª Subida: 1,6 millones de euros por la cobertura nocturna de Uvis con enfermería (sin médico), a cambio, humillación salarial en las negociaciones de convenio con propuestas alejadas del costo de la vida marcado por los IPCs acumulados. La luz, la gasolina, las hipotecas y la cesta de la compra suben y ahogan, pero la empresa pisa el cuello.

3ª Subida: más de 15 millones de euros para restablecer el servicio asistencial de 24h en aquellas ambulancias que sufrían un recorte de 12 horas por todo el territorio. A cambio, los bolsillos de la empresa colmados de dinero público. Sí, tuyo y mío también.

El Don Juan Tenorio de Zorrilla, seductor que se mofa de todos los valores sociales establecidos, necesita de Doña Inés para salvarse de las llamas del infierno. Nuestro Tenorio, enciende las llamas a golpe de talonario mientras los trabajadores están condenados a caminar por las brasas.

El Renacimiento propuso la huida de la Oscuridad e irracionalidad Medieval, abriéndose paso hacia una sociedad humanista que ponía al hombre en el centro de las cosas. El PP en Aragón tiene encomienda parecida al poner luz a años de oscuridad en el transporte sanitario (algunos gestionados por ellos mismos). Poner en el centro la dignidad de un servicio y unos trabajadores mil veces pisoteados por toda empresa que pasa, ha de ser un acto de verdadera justicia.

Es de aplaudir y poner en valor el compromiso político de restaurar las deficiencias asistenciales provocadas por el anterior ejecutivo en sus primeros cien días de ejercicio, pero es inconcebible que los 70 millones de más con los que se está gestionando el servicio no tenga repercusión directa en unos paupérrimos salarios congelados desde hace cinco años. La administración ha de ser, garante, firme y fiscalizadora ante el respeto y cumplimiento de los pliegos, la asistencia sanitaria y las condiciones laborales de sus profesionales.

Los trabajadores/as del Transporte Sanitario de Aragón no se merecen la desprotección en materia laboral y salarial a la que se ven sometidos constantemente. Es hora de dignificar el sector, de sentirse orgulloso de la labor profesional impecable que desarrollan los trabajadores aún en las condiciones más deplorables. No hay excusas ni justificación para que este conflicto enquistado desde hace cinco años salga airoso con el reconocimiento salarial y profesional que se merece.

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