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Transporte urbano en Huesca, un caos

01 de Julio de 2025
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Autobús urbano en Huesca
Autobús urbano en Huesca

Menos mal que solo hay tres líneas, porque utilizar el transporte urbano en Huesca puede resultar una auténtica odisea. He esperado a que acabara la temporada de invierno, después de utilizar el servicio dos veces por semana y varios domingos, para poder arrojar algunas conclusiones, aunque sea con un pequeño conocimiento de causa.

Podemos empezar por la falta de señalización clara de todas las paradas, ya que no en todas hay marquesinas, en alguna es un simple poste con el recorrido, y sólo en dos (Plaza de Navarra y Hospital San Jorge) funciona el panel informativo, y no siempre.

Por supuesto que nunca está indicado el horario de paso (salvo que vayas con el folleto en la mano porque el QR la verdad es que no está al alcance de los habituales usuarios –personas mayores-); y pocas veces se cumple con exactitud, lo que te obliga a estar con anticipación si no te quieres quedar en tierra y tener que esperar 20 minutos al paso del siguiente (doy fe).

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Por falta de indicadores claros, la pregunta más habitual y primera de los usuarios cuando llega el bus es saber dónde para y por dónde circula cada vehículo (C1 y C2), aunque la mayoría de amables conductores se encarga de resolver esta duda que ha provocado más de un despiste.

Tampoco se entiende que de 10 a 12 de la mañana paren las líneas C1 y C2 y todo quede en manos de la C3 (pasa cada 50 minutos más o menos) y que se detiene de 12 a 18 horas. A las 18 horas es el fin de servicio de las C1 y C2 y todo vuelve a recaer en la C3 con frecuencia de paso de una hora. Algo que se reproduce los meses de julio y agosto, en los que solo funciona una línea (C3) con un bus con frecuencia horaria, cuando no estaría de manos utilizar dos vehículos y reducir la frecuencia a mitad, como lamentaba esta mañana un usuario que comentaba con sorna que para entender el urbano de Huesca “hace falta un cursillo”.

Yo he recurrido a un pequeño truco: como cojo la C2 para ir al Perpetuo Socorro, tengo que coger la C1 para volver a casa. Pero me ha costado incluso alguna confusión al principio. Y consulto el folleto informativo antes de salir de casa para asegurarme.

Con ser caótico y difícil de comprender (y de leer para los que estén siguiendo estas explicaciones), lo más preocupante es el tamaño y forma de los vehículos, demasiado grandes para callejear por Huesca y sin condiciones para dar atención a las necesidades de los usuarios: sólo hay un asiento a nivel de suelo, con lo que los demás ocupantes tienen que acceder a su asiento superando un desnivel de casi 30 centímetros (ver fotos adjuntas) cuando sus condiciones físicas (personas mayores con problemas) se lo ponen muy complicado; las máquinas expendedoras de billetes no siempre funcionan; los coches mal aparcados (incluso de la Policía Local) en la zona de las paradas, obligan a los conductores a ganarse el carné de Fórmula Uno y provocan que la acera quede muy lejos de la rampa del bus; y pese a los avisos del chofer no será el primer usuario que ha dado con sus huesos en el suelo.

Lo mejor de todo es la amabilidad de la gran mayoría de conductores para atender las preguntas y avisar a los usuarios cuando acaba el servicio, aunque más de uno también reconoce que al principio les cuesta adaptarse cuando les cambian de línea.

Me he limitado a recoger las quejas que emiten muchos usuarios, aunque seguro que después de un año me habré dejado alguna, con la esperanza, no sé si vana, de que alguien escuche las ‘plegarias’ de los ciudadanos que tenemos que recurrir al transporte público urbano.

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