Carlos García

Las tres derechas

Jubilado activo
29 de Enero de 2023
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Que en España, si se hunde Ciudadanos, van a ser dos. La del Partido Popular, para sí misma y sus propagandistas mediáticos el auténtico centroderecha. ¡Qué risa!, exclamaba un comentarista recientemente. Un partido infectado por culpa de una dinámica de robos organizados. Y la derecha más ultra, la de Vox. Las diversas derechas que se apoyan en Europa y en otros continentes. Una especie de “familia natural” inquietante  Como contaba José Javier Rueda en una columna titulada “Uno de los nuestros”, el presidente estadounidense. Roosewelt ya dijo del dictador nicaragüense Somoza: “Puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.   

En el Reino Unido la contienda política se reduce a conservadores y laboristas y las diferentes derechas aparecen dentro de los últimos gobiernos conservadores. El referéndum que supuso la salida de la UE desplazó del poder a los conservadores moderados y una derecha radical y antieuropea se hizo con la formación. Boris Johnson la utilizó y su sucesora ha ondeado esa bandera en el peor momento anunciando la mayor rebaja de impuestos de los últimos 50 años. Un alivio fiscal cuyo mayor beneficio iría a los que ganan más de 170.000 euros al año.  Medida que provocó el desplome de la libra y obligó a dimitir a Lizz Truss tras 44 días en el  cargo. Dimisión criticada por el ala dura del partido: “Somos el hazmerreír. Ha arrojado a la basura toda la agenda conservadora”. Derecha y ultraderecha dentro de un mismo partido.   

En otros países las variantes conservadoras están en distintos grupos. En Italia, con 61 ejecutivos en 74 años, en un mitin reciente, la coalición que apoya a la ultra Meloni demostró la armonía de los tres partidos, uno de ellos el de Berlusconi. En Suecia el partido conservador gobernará con el apoyo de la ultraderecha, y en Brasil un movimiento reaccionario monopoliza el espacio conservador que ahora, perdidas las elecciones, alienta los actos que piden una intervención militar acusando de fraudulentas las elecciones, como hicieran en su día los de Trump. Movimientos más que partidos, como lo fue el franquismo. En Israel, el auge del discurso radical y racista  derechiza al país: los judíos conservadores han pasado en 25 años del 40% al 62%. Ya se anuncia el aumento de subsidios a estudiantes de centros de estudios religiosos, una muestra más del poder político de las religiones de la Biblia. 

Aunque el contexto internacional sea diferente, es oportuno recordar que el ascenso de Hitler fue posible porque los conservadores de Francia y Gran Bretaña compartieron el poder con el partido de Hitler. Habían cedido ante sus agresiones expansionistas y el Führer les ganó la partida. Ahora la Europa democrática  y EEUU se lo ponen más difícil a Putin en Ucrania. 

Volviendo a España, el franquismo sólo estaba dormido, velaba en AP y el PP, pero estaba dentro. Antes de morir, Franco se jactaba de dejar su legado «atado y bien atado» Después, la parte más ultra se separó y parió Vox, que ahora trata el PP que vuelva al redil poniéndose a su altura ultra y recuperando a sus votantes de siempre. Un conservadurismo radical irreconciliable en el mundo progresista.  

"Dejar a los muertos en paz, yo no utilizo a los muertos",  fue la reacción de Feijóo tras la exhumación de Queipo de Llano. ¡Cómo pueden decir esto, disgustados también por la  exhumación del dictador, si llevan años utilizando a sus muertos! Lo de descansar en paz solo se refiere a los suyos.   

En realidad, si distinguimos “centralidad” de “centro político”, con el desplazamiento conservador a posiciones y apoyos radicales, el verdadero centro de gravedad político hoy está en la parte del partido socialista más liberal y posibilista, en diálogo incruento con la otra parte de su propio partido y gobernando en coalición con un partido más a la izquierda. Tres Presupuestos Generales, contando con el que viene, suponen mayor estabilidad, digan lo que digan, que la de la mayoría de los gobiernos europeos. Otra cosa es el ruido. Una cita de Fernando de los Ríos, recientemente recordada, dice: “En España la única revolución pendiente es el respeto”  

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