La migraña es una enfermedad crónica que condiciona la vida de millones de personas en todo el mundo y constituye la primera causa de discapacidad en adultos menores de 50 años en España. En Aragón, alrededor del 12% de la población sufre este tipo de cefaleas, un problema de salud que predomina en mujeres y que, en la mayoría de los casos, comienza antes de los 30 años.
Sonia Santos, coordinadora de la Unidad de Cefaleas del Servicio de Neurología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, explica que la migraña se caracteriza por episodios recurrentes de dolor de cabeza, generalmente unilateral y localizado alrededor del ojo —aunque en ocasiones se percibe en la nuca o en la frente—, de intensidad moderada a grave y con un componente pulsátil. A menudo se acompaña de náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz o al ruido. Además, aproximadamente un 20% de los pacientes presenta migraña con aura.
No existen tratamientos que permitan curar la enfermedad, pero sí es posible mejorar tanto la intensidad del dolor, mediante fármacos que alivian los síntomas, como la frecuencia de los ataques, con tratamientos preventivos. Santos subraya que los hábitos de vida tienen un papel decisivo y recomienda evitar desencadenantes como el estrés, las alteraciones del sueño, el ayuno prolongado o la deshidratación, así como mantener rutinas saludables que contribuyan a reducir la aparición de crisis.
Uno de los principales problemas añadidos a esta patología es el retraso en el diagnóstico. “Es importante conocer lo que nos pasa para poder tratarlo correctamente. En uno de los mayores estudios epidemiológicos realizados en España se comprobó que un tercio de las personas con síntomas característicos de migraña no había sido diagnosticado y no sabía lo que le ocurría”, explica la doctora. “Este retraso conlleva un mayor riesgo de automedicación y de desarrollar otras patologías que pueden empeorar el pronóstico de la enfermedad, como depresión, ansiedad o problemas de sueño”.
El 90% de las personas con migraña puede ser atendido de forma habitual en su centro de salud, siendo derivadas a Neurología únicamente cuando la evolución no es adecuada o se requiere tratamiento preventivo específico. Solo un 10% de los pacientes precisa atención especializada en esta unidad.
La migraña, por tanto, no solo repercute en la vida del paciente, sino también en su entorno social, familiar y laboral. De ahí la importancia de la detección precoz, la información y la adopción de medidas de prevención para mejorar la calidad de vida de quienes conviven con esta enfermedad.