19 de mayo, Día Mundial del Médico de Familia: el verdadero superespecialista

Cada año son miles los médicos españoles que emigran al extranjero y un alto porcentaje ya no vuelven

José Borrel Martínez
Médico. Presidente del Colegio de Médicos de Huesca y del Consejo de Colegios de Médicos de Aragón
17 de Mayo de 2024
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Pepe Borrel, presidente del Consejo Autonómico del Colegio de Médicos
Pepe Borrel, presidente del Consejo Autonómico del Colegio de Médicos

La Organización Mundial de Médicos de Familia (Wonca, ligada a la OMS) propuso en 2010 instaurar el 19 de mayo como “Día Mundial del Médico de Familia”, que se celebró por primera vez en 2011.

Para nuestra profesión, es duro a estas alturas que haya que recordar quién es el Médico de Familia y su dimensión. En primer lugar, es simplemente tu médico. Es el especialista en Medicina, sin limitaciones. Quien atiende a la persona de forma integral, continuada y cercana, incluyendo sus enfermedades.

Se ocupa de la promoción de la salud y de la prevención, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, además de la rehabilitación de los efectos adversos que cualquier patología haya generado, e incluso de los cuidados paliativos en el domicilio.

No lo olvidemos: es el médico que entra en casa a todas horas… y lo estamos perdiendo. Precisamente por esta realidad, tiene conocimiento de la historia familiar y atiende a todos sus miembros en todas las etapas de la vida, desde antes del nacimiento, incluso ya en su planificación, hasta el fallecimiento en su cama, la de toda la vida. Y todo desde el plano físico, el psíquico-emocional, y también desde el social.

Es quien resuelve más del 90 % de las cuestiones de salud que surgen en la familia, además de la ya mencionada prevención. Y es quien coordina el resto de actuaciones con los demás compañeros, los especialistas hospitalarios, cuando se precisan por preparación en temas relativos a su especialidad o mayor disponibilidad de medios. Unidos mejoramos la calidad asistencial.

La formación del Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria es la misma que para las demás disciplinas médicas. Son 6 años de Universidad, uno de preparación del MIR y 4 años de especialidad, abriendo su visión y su vocación a la persona de forma integral. Con la tendencia actual a microespecializarnos en fragmentos cada vez más pequeños del cuerpo humano, el verdadero superespecialista es el Médico de Familia.

En España atiende más de 200 millones de consultas anuales, desde la patología aguda a los accidentes de todo tipo, las urgencias, el seguimiento de enfermedades crónicas, con su prevención y el de enfermedades oncológicas, pequeña cirugía, planificación familiar, etcétera. Desde el centro de salud o en el domicilio en aquellos casos que se precisan. Se convierte en consejero, asesor y confidente del paciente, sea persona enferma o en riesgo.

Los doctores que les atienden en urgencias hospitalarias y a través de Emergencias 061 también son médicos de familia.

Paradójicamente si contemplamos esta figura en toda su integridad, ahora, quien está en riesgo es el médico de familia. Está en riesgo de extinción. La fascinación por la alta tecnología, por la tecnificación, atrae al ciudadano al hospital, en busca de una inmediatez y de unas garantías de éxito 100 % a las que jamás siquiera podrá aproximarse. De este modo, se pierde la relación médico-paciente, auténtica base del sistema, y de ese intangible tan sanitario que es la confianza, que también ayuda a la sanación.

Observamos con pasividad que nuestros jóvenes Médicos no quieren hacer Medicina de Familia, y quienes la hacen se van, magníficamente formados, buscando donde se reconozca su valor, sus múltiples capacidades y habilidades adquiridas.

Por eso nos faltan cada vez más, contando con que en Aragón tenemos una de las ratios más altas del Estado en Médicos de Familia por cada 1000 habitantes. Pero no nos dejemos engañar por las cifras, la despoblación y dispersión de nuestra comunidad así lo exigen.

La gestión, la desinformación y otros factores ignoran o desprecian la perspectiva y la longitudinalidad en la atención sanitaria. ¿Que qué es esto? Se traduce incluso en porcentajes. Sencillamente, y por simplificar, estar con el mismo médico de familia durante 3 años reduce el uso de urgencias hospitalarias un 13%, las hospitalizaciones un 12% y la mortalidad el 8%. Si mantenemos el médico 15 años, se reduce el 30% en el caso de urgencias, el 28% las hospitalizaciones y el 25% la mortalidad.

Cada año son varios miles los médicos españoles que solicitan irse al extranjero, sobre todo Especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria, y el 60% ya no vuelven. Motivos sobrados para reflexionar sobre qué estamos haciendo mal. Pensar también es un acto de salud.

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