La Alberca de Alboré abre su centro sábados y domingos para disfrutar del hermoso universo de las grullas

Los cuarteles de invierno de las damas grises van rompiendo su silencio, su sonoro trompeteo resuena en el cielo, ya están aquí de nuevo

Pablo Vallés
21 de Noviembre de 2023
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Hermosas vistas de las grullas en el entorno de la Alberca de Alboré. Foto Huesca Naturaleza
Hermosas vistas de las grullas en el entorno de la Alberca de Alboré. Foto Huesca Naturaleza

Los cuarteles de invierno de las damas grises van rompiendo su silencio, su sonoro trompeteo resuena en el cielo, ya están aquí de nuevo, cuando los árboles dejan caer las hojas preparándose para unos meses de gris espera, su canto anuncia los días más fríos y cortos del año.

Es sorprendente lo que consigue un ave como la grulla común (Grus grus) sobre la especie humana, la esperamos con ganas en estas latitudes todos los inviernos, somos capaces de pasar tardes heladoras de frío por disfrutar momentos efímeros junto a ellas y llevo años viendo como gente, que nunca ha escuchado la palabra ornitología, vive momentos de felicidad gracias a las grullas. Pocas aves pueden conseguir esas sensaciones tan placenteras en las personas, que deciden desconectar un rato de la tecnología y volver por un instante a conectar con la naturaleza.

Tal vez sea, porque como especie sociable que es, los humanos convergemos evolutivamente con ellas. Formamos familias, grupos de amigos, educamos a nuestros hijos perdiendo mucho tiempo, trasmitimos cultura a través de un lenguaje complejo, discutimos, bailamos, formamos ruidosos grupos en cuanto nos juntamos unos cuantos, somos capaces de ayudarnos, de formar parejas de por vida o de tener varias parejas diferentes, todo eso y mucho más nos hace ser muy parecidos a las grullas y probablemente es lo que nos llama la atención y nos da más consciencia de que solamente somos una especie más sobre el planeta.

O tal vez es porque desde el paleolítico, su canto nos ha hecho levantar la vista al cielo para mirar su vuelo con envidia y ayudarnos a adivinar los cambios de las estaciones. Tal vez por eso el placer de observarlas este incrustado en nuestro cerebro como lo está, el petricor de un bosque o el olor a leña ardiendo en el hogar.

No lo sé, pero si quieres pasar momentos únicos, los fines de semana de este invierno te esperamos para acompañarte todos los sábados a las 16 horas en el pueblo de Tormos en la presa de La Sotonera y los Domingos a las 10 y a las 16 horas en el centro de interpretación de la Alberca de Alboré de Montmesa.

Los ayuntamientos de Lupiñén-Ortilla-Montmesa y Nuevo y el de Alcalá de Gurrea colaboran con la empresa Huesca Naturaleza y hacen una apuesta decidida para dar a conocer los valores históricos y medioambientales del embalse de la Sotonera, ese humedal en el que las grullas pasan el invierno y nos regalan momentos mágicos.

 

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