La alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, ha entregado el tradicional céntimo a la priora del Convento de la Encarnación de Carmelitas Calzadas de Huesca, conocido como Las Miguelas, en una ceremonia que ha sucedido a la liturgia con motivo de la festividad del Arcángel San Miguel presidida por el obispo de Huesca, Julián Ruiz Martorell. En el mismo, María Gloria de Dios, la priora, ha pedido a todos los presentes el compromiso de rezar una oración diaria por las vocaciones en el citado templo.
El pago del céntimo con la firma del documento de cesión del uso público en precario de la plazuela de la entrada del Convento de San Miguel, concepto que rige para este acto, ha sucedido a la homilía de Ruiz Martorell, acompañado del párroco de María Auxiliadora, José Antonio Iguácel, y del profesor e ingeniero Álvaro.
Monseñor Ruiz Martorell ha apuntado que, en el Antiguo Testamento, la deidad se interpreta de dos maneras. Una, de trascendencia, majestad y lejanía, que obedece a una concepción de las jerarquías (ángeles, arcángeles, principados, potestades, virtudes, dominaciones, tronos, querubines, serafines). La otra, la del Dios de la cercanía, la proximidad, el carácter casi humano que incluso le llevó a hacerse presente en carne mortal.
En el fondo, ha agregado, los eslabones de la jerarquía sirven para comunicar con la humanidad lo lejano y trascendente, para "asegurar comunicación, cercanía y proximidad".
Este 29 de septiembre, la Iglesia recuerda a tres arcángeles; San Miguel, el que vence al demonio y a la vez intercede por nosotros para que el juicio que el diablo intenta que sea negativo revierta en positivo porque "nada ni nadie nos puede separar del amor de Dios"; Gabriel, en significado hebreo la fuerza de Dios, que anuncia a Zacarías que con Isabel van a tener un hijo, Juan Bautista; y Rafael, medicina de Dios, el Dios que cura, el que garantiza que Tobías recupere la visión e incluso propicia su matrimonio.
El prelado ha recordado la importancia de la salud interior para controlar el descanso, las conversaciones y la alimentación. "Dios nos lanza una mano amorosa, yo te curo porque te cuido", y principalmente se centra en las personas más necesitadas.
Finalmente, ha dado las gracias por lo que este convento hace por la ciudad y por lo que la ciudad hace por el convento.
La madre María Gloria de Dios, en la vida civil llamada María Luisa Caballero, ha lanzado también unas palabras de agradecimiento a Huesca, la ciudad que lleva acogiendo a la congregación desde hace cuatro siglos. Ha pedido amparo a San Miguel, "ampárame con tu luz, protégeme con tus alas, defiéndeme con tu espada". Y finalmente ha pedido en este día de tanto simbolismo un compromiso a los presentes: "Recen una oración cada día por las vocaciones en nuestro convento". El canto del himno por las hermanas y el Salve Regina han cerrado la ceremonia previa a la entrega del céntimo.