Alouda necesita dos familias para sus Vacaciones en Paz

La experiencia es sumamente enriquecedora para los niños que vienen y para las casas que los reciben

03 de Junio de 2023
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Niños saharauis en un colegio.
Niños saharauis en un colegio.

Queda poco tiempo para que comience una nueva campaña de Vacaciones en Paz, que organiza la asociación Alouda, pero faltan dos familias para poder acoger a todos los niños y niñas -alrededor de 40- de 8 y 9 años, que tienen previsto viajar a Huesca este verano.

Se trata de un proyecto muy importante que reporta muchos valores y efectos positivos a todas las personas que intervienen en él. Los pequeños saharauis tienen la posibilidad de aliviarse de las asfixiantes temperaturas que asolan los campos de refugiados en la época estival, que pueden alcanzar los 50º, acceder a revisiones médicas y a una alimentación más completa y saludable, conocer otra cultura, entablar nuevas relaciones y vivir rodeados de agua y de juegos.

Para las familias, el programa Vacaciones en Paz es como un soplo de aire fresco que trae consigo una experiencia inolvidable. Es como adentrarse en un nuevo mundo lleno de valores y perspectivas, que promueve el desarrollo personal y que, en muchos casos, crea vínculos imperecederos que se mantienen activos a lo largo de todo el año. 

En esta convivencia tan hermosa, los niños disfrutan de unas vacaciones inolvidables, pero siempre albergan un anhelo profundo de volver a casa, donde sus padres les esperan con los brazos abiertos. 

Pilar Abió, de la asociación Alouda, explica que la asociación se encarga de los gastos del viaje en avión, gracias a una subvención del Gobierno aragonés, que supone el gasto más importante. Las familias solo tienen que agregar al niño a su tarjeta sanitaria, mientras que los centros de salud, que están al tanto del proyecto, facilitan el cumplimiento de este trámite.

Además de la emotiva recepción comunitaria que suele tener lugar en el IES Pirámide, a lo largo del verano se celebran un par de encuentros, este año uno de ellos en Barbastro, y una última reunión antes de la partida, para cerrar todos los detalles relativos al viaje de regreso.

Durante el resto del tiempo, las familias viven sus vidas cotidianas y disfrutan de su propia planificación del verano, y pueden contemplar la opción de llevar a los niños al campus organizado por la Cruz Roja.

Pilar Abió recuerda que cuentan con unos coordinadores que se ocupan de resolver cualquier problema que pueda surgir, aunque suelen ser mínimos y casi siempre relacionados con el idioma. La mayoría de los niños hablan español, aunque ocasionalmente ha podido ocurrir que no sea así.

Alouda, cuya historia se remonta a 2006, comenzó su trayectoria con este proyecto que se ha convertido en el más significativo de todas sus actividades hasta la fecha. 

Este programa está destinado a niños de entre 8 y 12 años, algunos de los cuales pueden tener alguna discapacidad intelectual. Se entrevista a las familias para conocer sus perfiles y se les brinda orientación para que acojan al niño durante estos cuatro años, para evotar así tener que cambiar de hogar cada verano. 

Si la experiencia no cumple con las expectativas o si cambian las circunstancias de las familias, no hay obligación de darle continuidad. 

Alouda anima a participar en esta experiencia que añade hilos de oro al tejido familiar y aporta un valioso granito de arena a la confección de un mundo más justo y humano.

 

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