La Plaza de Navarra en Huesca ha sido toda la mañana un reguero de clientes -y fundamentalmente clientas- para adquirir flores con las que honrar a sus difuntos con motivo de la festividad de Todos los Santos, con la presencia dentro del marco del mercado agroecológico del vivero de Cillas y de Brotalia, de Valentia, con sus macetas florales.
El puesto habilitado por el vivero de Fernando Ciprés en el centro neurálgico de Huesca ha registrado una afluencia inusitada desde las ocho de la mañana hasta el mediodía. Las colas eran llamativas y el personal de Viveros de Cillas de Fernando Ciprés apenas daba abasto para atender a todas las clientas, algunas con una espera cercana a las dos horas. Todo eran manos, todo billetes y a duras penas conseguía el propietario de la empresa atender el pago de las flores.
El propio Ciprés, que añade que el vivero estará abierto mañana en Cillas para atender a quienes no hayan conseguido adquirir las flores para rendir tributo a sus difuntos, aseguraba que "nunca había habido tal cantidad de ventas con motivo de Todos los Santos". Encontraba la explicación en su propia metodología comercial arraigada en la tradición: "Saben que yo siempre me porto muy bien y ellas corresponden con su fidelidad".
Crisantemos, margaritas, claveles rojos y blancos, rosas, orquídeas y otras variedades se vendían sueltas o en distintas composiciones, muchas de ellas ya encargadas previamente.
La actividad se multiplica en las floristerías de Huesca. Es el caso de La Reina de las Flores de Silvia Santafé o de Flores Usón de Olga Mairal, especializadas en el arte floral que llena los camposantos durante estas fechas de respeto y recuerdo hacia las personas queridas que nos dejaron en este valle de lágrimas.
La lealtad hacia la memoria de nuestros fallecidos promueve que difícilmente la clientela escatime en un asunto tan trascendental, por lo que, teniendo en cuenta los criterios del consumo responsable, el desembolso acompaña la racionalidad con el aspecto sentimental que implica entregar al recuerdo los mayores recursos dentro de nuestras posibilidades. Es una forma de perpetuar esos instantes compartidos durante años hasta el momento de la separación.