Una estampa preciosa ha llamado la atención de oscenses de la capital y de distintos puntos de la provincia: la burra Aponie y su mejor amigo, Richard, están recorriendo nada menos que 600 kilómetros desde su origen, el refugio de Wallon en Cauterets, hasta el destino que no es sino el retorno a casa.
La idea de Richard, guarda en la citada instalación montañera que alcanza los 1.880 metros de altitud, ha sido aprovechar sus dos meses de vacaciones después de la temporada de verano para conocer la provincia de Huesca y, de paso, que también hiciera turismo su entrañable compañera.
Richard ha emprendido esta fascinante aventura apenas con la compañía de Aponie, que además le ayuda a soportar la carga de la tienda vivac que utiliza para dormir en una mochila en la que también hay víveres para reponer fuerzas. El 19 de octubre, se encontraron en Panticosa con Arancha y Fernando, los propietarios de las tiendas de Santos Ochoa en Huesca, y la interesante conversación desembarcó en Huesca.
El miércoles, 29, tan singular pareja fue vista en la calle Ricardo el Monje, La Correría, entre la panadería de Palomar, la charcutería delicatessen y la barbería, enfrente de la antigua tienda de Rosa Casals. Ahí, Aponie posó coqueta con la Basílica de San Lorenzo como fondo, para solaz de quienes transitaban y se frotaban los ojos ante una escena hoy inhabitual que nos retrotrae a tiempos de antaño.

El recorrido turístico de Richard y Aponie por la capital oscense tuvo su dimensión gastronómica y cultural. Aunque ya había iniciado El Alambique su hibernación para reabrir en primavera, Pilar Sancerni, les sirvió unas viandas que fueron muy agradecidas por el guarda, reconfortado, en la preciosa plaza de los Urreas y bajo la atenta mirada de la Elvira de Hidalgo de David Gatta, a cuya mirada queda confiado el orden durante estos meses hasta el reencuentro con los clientes.
Tras la práctica del dicho latino "Primum manducare deinde philosophari" (primero comer, luego filosofar), acudió a conocer el espacio en el que desenvuelven sus desempeños profesionales sus anfitriones en Huesca, Arancha Martínez Iturbe y Fernando Arguis, la librería experiencial Santos Ochoa. De hecho, un hito que echar al baúl vivencial del soberbio escenario cultural, y, puestos a ser hospitalarios, no se le negó a Aponie el acceso al interior, donde resulta más que probable que estuviera su antepasado Platero, aunque no ha quedado constancia de que Aponie protagonizara firmas de la fantástica obra de Juan Ramón Jiménez. Eso sí, quedaron pruebas entre los trabajadores de la librería de que su comportamiento fue exquisito y en ningún momento hizo la burra en la acepción humanoide del término.

Richard y Aponie, que antes de llegar a Huesca se marcaron una parada en Riglos, con la presencia imponente de los mallos, y en Bolea, prosiguen su camino de vuelta. Esta noche dominical hacen vivac cerca de El Grado tras haber transitado por Barbastro. La siguiente etapa será Graus, donde aprovecharán un par de días para descansar y avituallarse.
Richard, jardinero de profesión y habituado al contacto con la naturaleza, apunta todas las andanzas que está compartiendo con Aponie, las acechanzas climatológicas, las curiosidades y todo cuanto acontece en tan magnífica aventura. No será Platero y Yo, pero compartirá con el Nobel onubense todo ese diálogo interno que, a golpe de gestos y por qué no decirlo con las palabras del homo sapiens, enriquece la curiosidad a la que tienen difícil acceso quienes, siendo humanos, quieren tomar lo peor de los pollinos. Una bonita experiencia para el guarda francés, y también para sus interlocutores oscenses.