Los encierros de San Fermín en Pamplona son como el mundo. Una marea humana, casi siempre con más densidad de población que la recomendable con toros sueltos, en los que un porcentaje equis viste de blanco y rojo, como impone la uniformidad oficial sanferminera, y el resto distribuye su cromatismo en el vestir de manera convencional o identitaria. Esto es, camisetas de equipos deportivos, de destinos turísticos o de los orígenes de cada corredor.
Incluso hay una mezcolanza. Habitual es ver a uno de los "divinos" -los corredores 'pata negra' por sus habilidades y experiencia- con la camiseta de un jugador profesional con el que mantiene amistad o por el que profesa admiración. Paradigmático ha sido durante años el gran icono que es Juanpe Lecuona -cuya velocidad en juventud algunos tildan de olímpica hasta el punto de colocarse en los cuernos de los toros desde un tramo central de estafeta hasta la puerta de la Plaza de Toros, prodigio de rapidez y resistencia- con elásticas del Real Madrid, por ejemplo con el número del lateral Miguel Torres.
Este año, vuelan como lebreles en la Cuesta de Santo Domingo y su confluencia con la plaza del Ayuntamiento tres camisetas de la Sociedad Deportiva Huesca y Bada Huesca, en concreto, la de la Cruz de San Jorge y la verde de tercera uniformidad en los dos primeros, y la roja que es primera equipación el tercero.
Son tres apasionados de los encierros, hasta el punto de que en sus sueños figura incorporar este uso a las fiestas de Huesca, como trabajaron y proyectaron Carlos Jalle y Chulio Brioso i Mairal en un momento caliente en el que, paradójicamente, fue el voto de la Peña Taurina Oscense el que derribó la votación. Se llaman Luis Cabrero, Ángel Herranz Sierra y Miguel Sola.
El primero, directivo de Cabrero e Hijos y ganadero de vacuno, lleva muchos años de experiencia pese a su juventud y su amor por los encierros es la demostración de que nada detiene las pasiones. Cada mañana, coge el coche desde Jaca y llega a Pamplona para entrar en el recorrido del encierro, correrlo y vuelta a su trabajo para incorporarse antes de las 11 en Huesca.
Este año, ya ha corrido, con su camiseta de la Cruz de San Jorge, los toros de Fuente Ymbro, Cebada Gago y Álvaro Núñez. Cada ganadería es un mundo y, aunque son la misma especie, su comportamiento es como si fueran distintas. Impone Cebada Gago con su cabeceo amenazador constante, se dejan llevar los Fuente Ymbro y siembran sus dudas los Álvaro Núñez. Experimentado, toma la parte alta de la Cuesta de Santo Domingo, donde los morlacos echan humo, 'coge toro' y llega a la Plaza del Ayuntamiento tomando la curva. Son años del mismo tramo y les tiene tomada la medida, aunque el riesgo siempre existe. Como curiosidad, el gentío que pretende entrar dificultó su acceso dentro del vallado el día de los Cebada Gago, y es que los controles intentando en vano evitar la masificación son muy estrictos por la Policía Local.
Mantiene una excelente relación con Ángel Herranz Sierra, cuyo amor por los encierros es incontenible y, de hecho, tiene en su mente los recorridos que convertirían Huesca en un lugar de referencia nacional en los encierrros de toros bravos. Ángel, hostelero con sus padres en La Plancha, en el Barrio de la Catedral oscense, acumula ya cuatro años de experiencia en Sanfermines. Llegó el domingo por la noche y hasta el viernes, en que la obligación le reclama, se pondrá en la cara de los toros en la Cuesta de Santo Domingo, donde la morfología del toro le pone en ventaja de velocidad respecto al ser humano. Lleva la camiseta del Bada Huesca, club del que su familia tiene varios abonos y colabora activamente. Su juventud es garantía -si es que la hay- de rapidez ante los astados. Está disfrutando muchísimo en los tres primeros encierros en los que vio de cerca los cuernos de los amenazantes (por sus cabeceos) Cebada Gago y el galope tremendo de los Fuente Ymbro y Álvaro Núñez.
Si Ángel se coloca a la derecha de las imágenes (izquierda en el sentido del avance de la manada), Miguel Sola lo hace en el lado opuesto, a la diestra de los morlacos, prácticamente en paralelo en la Cuesta de Santo Domingo. Viste la tercera uniformidad de la Sociedad Deportiva Huesca, la verde, y mantiene una buena relación con Ángel. Comentan siempre todas las peripecias y las técnicas, por ejemplo una fundamental que siempre tiene en cuenta Luis, y es que, cuando uno se aparta a un lado, no hay que quedarse a medias, porque en medio metro está la diferencia entre salvarse de un percance o padecerlo.
Así que, amigos lectores, este San Fermín, y con el rezo para que el patrón de Navarra eche un capotico a los nuestros, fíjense en las camisetas de nuestros equipos impregnadas del valor de Luis, Ángel y Miguel. Tres tipos jóvenes, rápidos y valerosos que disfrutan de una afición que no es cómoda, pero sí fascinante.
