María Paz Salamero Esteban (Ibieca, 1957), se jubila después de haber entregado su alma, su corazón y todo su esfuerzo a la Atención Primaria en el medio rural, donde ha ejercido como médico titular durante 41 años. Esa ha sido su vocación y su convencimiento. Y ha sido "tremendamente feliz".
Su generosa dedicación y su manera de ser han dejado huella en sus compañeros del Centro de Salud de Ayerbe, en sus pacientes y, en general, en los vecinos de los pueblos donde ha trabajado: Loarre, Santa Engracia de Loarre, Sarsamarcuello y Linas de Marcuello, desde 2000 y hasta el próximo sábado 14 de Octubre; y Velilla de Cinca y Miralsot, entre 1983 y 2000.
Más de 160 personas se reunieron este sábado en Loarre para rendirle un homenaje y expresarle su gratitud y afecto, a la que ella también correspondió. Este domingo confesaba que se había levantado "con la resaca de las emociones".
María Paz Salamero ha desarrollado su profesión como ella la había concebido, a pesar de las dificultades. "Yo creo que un médico de Atención Primaria en el medio rural es como un superhéroe. Muchas veces está en soledad y se tiene que valer sólo con un fonendo y un aparato para la tensión".
La facultativa dirigió unas palabras a los asistentes, tal y como se le requería, y comenzó reconociendo el sabor agridulce de la despedida, la tristeza por dejar a los compañeros del centro de salud y la alegría por comenzar una nueva etapa.
Repasó su trayectoria profesional con sus gratos inicios en Velilla de Cinca -población de la que también se desplazó una delegación para acompañarla en esta jornada-, donde se casó y tuvo a sus hijas.
Para estar cerca de sus padres, se trasladó después de 17 años a su actual destino. "La consulta estaba en la casa del médico, al lado de Casa Caminero. Quiero mencionar la especial acogida de Santiago y Fina quienes tantas veces me ofrecieron su mesa con gran cariño", recordó.
Citó a los alcaldes con los que ha convivido y que propiciaron mejoras en la consulta y los consultorios; a Fausto, el secretario: a Antonio, el alguacil; y a las encargadas de repartir los medicamentos, Mari Mar y Yolanda. "Habéis sido mis pacientes, mis amigos y mi familia extendida. Y es que la cosa no ha ido de tratar enfermedades, sino de tratar pacientes que tienen enfermedad. Cada día en la consulta, en los domicilios, en el centro de salud y en cada pueblo ha sido una lección de humildad y gratitud. Os pido perdón si en algún momento alguien no se ha sentido correctamente atendido, he intentado hacer lo que sabía: curar a veces, aliviar a menudo y acompañar y consolar siempre que he podido"
Aprovechó la ocasión para reivindicar que se ponga en valor la asistencia sanitaria en el medio rural, que los jóvenes que estudian medicina la conozcan, que sepan de sus atractivos y la pidan en las prácticas de MIR.
Mari Paz reitera -y lo hizo también en Loarre- el apoyo tan importante que ha sido para ella el centro de salud de Ayerbe. "Hemos vivido muchos retos juntos, incluido el gran reto que fue afrontar una pandemia con muy pocos recursos. Fueron tiempos duros de mucho sufrimiento e incertidumbre que se hicieron más llevaderos con el gran trabajo en equipo".
Hubo muchas palabras de agradecimiento hacia ella, que fueron pronunciando el alcalde, una representante de la tercera edad y también de la asociación de amas de casa. Además, Toño Julve amenizó la velada con su actuación y le dedicó una poesía.