La Casa de Andalucía de Huesca se ha enfundado sus vistosos trajes regionales y ha celebrado la Romería a la Virgen del Carmen en el Santuario de Nuestra Señora de Salas y de la Huerta, ha entonado la Salve Rociera pero con el preludio del párroco de San Francisco de Asís, José María Cabrero, con una jota alusiva a las dos vírgenes que se veneran en el templo y a Andalucía. Un hermanamiento bonito, sencillo, que ha concluido como toda festividad en Aragón y en Andalucía, con una buena comida de hermandad en el espacio recreativo aledaño al histórico monumento.
En procesión se han acercado los romeros desde el cruce de carreteras, junto al Palacio de Congresos, en un mediodía soleado, recuperada la temperatura que enmarca la festividad de la Virgen del Carmen, el 16 de julio. Ha oficiado la eucaristía el cura Cabrero con ese tono tronante de grandes verdades y de sones joteros, al que incorpora siempre el sitamino mucha verdad.
Ha resumido en su homilía las tres lecturas, comenzando por la primera ley que ha de cumplir el ser humano: la del amor. Ha expresado palabras de Sagradas Escrituras para poner voz a Moisés y su sentencia de que los mandamientos los tenemos en el interior, y que es muy importante tener la conciencia humana de la justicia para complementar la ley divina.
José María Cabrero ha reclamado que los creyentes, sea cual fuere nuestro grado de implicación, vivamos la vida cristiana más allá de las celebraciones en la Iglesia, cuando salimos a la calle, cuando transcurre la semana en nuestro trabajo, la familia o el círculo de amistades. La guía en la que hay que fijarse es "en Santa María, porque siempre contamos con la presencia suya cuando hy necesidad". Y ha concluido que tenemos que ser capaces de vislumbrar al "prójimo, que es el que vive junto a nosotros, y ante el que hemos de mostrarnos con alegría, con amistad y con compromiso".
Con presencia de la figura de la Virgen del Carmen delante del altar, ha proseguido la Eucaristía hacia el final de la celebración. José María Cabrero ha querido que el inicio del epílogo fuera la conexión entre la Virgen de Salas y de la Huerta y la Casa de Andalucía.
En tono de oración, fe e identidad, la Salve Rociera cantada por todo el templo tras entregar a cada feligrés la letra para que no hubiera pérdida posible.
"Dios te Salve María
del Rocío Señora.
Luna, sol, norte y guía
y Pastora celestial.
Dios te Salve María
todo el pueblo te adora
y repite a porfía
como tú no hay otra igual.
Dios te Salve María
manantial de dulzura.
A tus pies noche y día
te venimos a rezar.
Olé, olé, olé, …
Al rocío yo quiero volver
a cantarle a la Virgen con fe
con un Olé, olé, olé, olé, …"
Todavía ha habido más en la expresión de devoción a la Virgen del Carmen. Emilio y Santos Giménez, voz y guitarra, han rendido un emocionado tributo cara a cara a la figura: "Dijiste sí y la tierra estalló de alegría. Dijiste sí y en tu vientre latía divina la salvación, hágase en mí de corazón la voluntad de mi Señor. Que se cumplan en mí cada día los sueños de Dios. María, las tinieblas harás mediodía, una sola palabra que digas en tus labios alumbra ya el sol. María, la doncella que Dios prometía, un volcán de ternura divina, primavera de Dios redentor. Gabriel tembló conmovido con tanta belleza, virgen del Carmen cuélame en tu mirada de amor". Y al flamenco salieron al paso aplausos entusiastas.
Juanma Mur ponía el colofón con una invitación a que la gente joven se involucre en la Casa de Andalucía, antes de gritar sendos vivas a la Casa de Andalucía de Huesca y a Nuestra Señora de Salas y de la Huerta. Bien rezados, tocaba la comida en la explanada junto al escenario, para practicar la fraternidad y la alegría con los bailes regionales y mucha, pero que mucha conversación. Y todo bendecido por el cura Cabrero, que aporta su plus de autenticidad y trascendencia.