Catedrales biológicas en riesgo de extinción en Huesca: borderea chouardii

Una planta en la provincia de Huesca que fue la primera en España en contar con un plan de recuperación específico, una joya de valor incalculable, un patrimonio biológico único

Laura Sipán Bravo y Óscar Sipán Sanz
24 de Julio de 2023
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 Ilustración de 1856 publicada en El Correo de Ultramar de un tubérculo de la misma familia que estas catedrales biológicas: borderea chouardii
Ilustración de 1856 publicada en El Correo de Ultramar de un tubérculo de la misma familia que estas catedrales biológicas: borderea chouardii

Hay una planta en la provincia de Huesca endémica, es decir, que no se localiza en ninguna otra parte del mundo. Hay una planta en la provincia de Huesca que se encuentra en peligro crítico de extinción, entre las más amenazadas del continente, según la Directiva de Hábitats de la Unión Europea. Hay una planta en la provincia de Huesca que puede vivir más de trescientos años y que es la planta no leñosa que más edad alcanza en nuestro planeta. Hay una planta en la provincia de Huesca que fue la primera en España en contar con un plan de recuperación específico, una joya de valor incalculable, un patrimonio biológico único. Hablamos de la Borderea Chouardii.

Descubierta en 1951 por Henri M. Gaussen (1891-1981), y bautizada para honrar a los botánicos franceses Henri Bordere y Pierre Chouard, esta planta subtropical, rara, muy interesante, que forma parte del catálogo de Especies Amenazadas de Aragón, ha sobrevivido durante millones de años gracias a las hormigas. Las hormigas nos han fascinado desde la antigüedad, y citas de filósofos y escritores como Aristóteles o Plinio así lo atestiguan. Las relaciones entre hormigas y plantas cuentan con una larga tradición evolutiva que se puede remontar, probablemente, al Cretácico. Las relaciones entre hormigas y plantas se consideran mutualismos altamente evolucionados, y en el caso de la Borderea Chouardii reside en el contenido lipídico de la capa de células que recubre las semillas y que, especialmente, a dos tipos de hormigas (Lasius grandis y Lasius cinereus) les resulta irresistible, polinizándola con un 80% de efectividad.

A las hormigas se les atribuye un efecto negativo sobre las plantas, como si sólo fuesen ladronas de néctar. Son pocos los casos conocidos de polinización por hormigas, pero la colaboración entre la Borderea Chouardii y estos insectos nos habla de un resultado evolutivo digno de estudio. La planta vive entre las grietas de un acantilado calizo en la cuenca del Noguera Ribagorzana, en las proximidades de Sopeira, dentro de un área escarpada de menos de un kilómetro cuadrado, a entre seiscientos ochenta y mil metros de altitud. Es una planta dioca, eso significa que tiene pies masculinos y femeninos, y de la que cada primavera, de un tubérculo irregular y alargado, nace un único tallo que se ramifica, alcanzando hasta veinte centímetros de longitud y del que brotan entre nueve y doce hojas fuertemente acorazadas.

Perteneciente a la familia de las Dioscoreas (una forma de honrar la memoria de Dioscórides, médico, farmacólogo y botánico que practicó su oficio en Roma), el mismo año que Gaussen la descubre en la provincia de Huesca, el químico Carl Djerassi sintetiza en México, en los laboratorios Syntex, el componente esencial de la píldora anticonceptiva, a partir de un esteroide perteneciente a la raíz de una variedad de Dioscorea. Varios estudios sugieren que estos tubérculos pueden aumentar la posibilidad de tener gemelos. Cada ser vivo, cada humilde y minúsculo ser vivo, cumple una función esencial en el ecosistema perfecto en el que habitamos.

¿Cómo ha podido llegar hasta nuestros días este fósil tozudo, pequeño, resistente, aragonés, esta reliquia viviente de la Era Terciaria? Imaginamos que viviendo escondida, como los lobos; de milagro, para los creyentes. La grandeza de lo minúsculo. Félix de Azara escribió en su libro Viajes por la América Meridional: “He tenido cuidado de no exagerar ni la magnitud, ni la pequeñez, ni la rareza de los objetos, y emplear siempre la expresión conveniente a la medida real de cada cosa, tal y como la he visto o tal como la concibo”. En nuestro pasado reciente, no quisimos, o no supimos, darnos cuenta de que un bucardo (Capra Pyrenaica Pyrenaica), una subespecie de la cabra montés ya extinta, era una catedral única y no un entretenimiento de caza para señoritos y furtivos, o para señoritos furtivos, y que al perder semejante tesoro genético el mundo sería más pequeño y miserable.

No sería descabellado solicitar para nuestra Borderea chouardii la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, tal y como se consiguió en 1999 con otra planta: la posidonia oceánica. Esta planta submarina es el tesoro natural más importante de Ibiza y Formentera, un verdadero “pulmón de mar” que no sólo frena la erosión de la costa, sino que es además la principal responsable de la extraordinaria calidad de las aguas ibicencas. Para optar a la consideración de Patrimonio de la Humanidad se necesita “ser un paisaje que sea ejemplo de una etapa significativa de la historia humana”. Y eso, nuestra Borderea Chouardii, lo cumple sobradamente. A bote pronto, contamos con otras joyas botánicas en la provincia que debemos poner en valor y tratar de proteger. Desde el “zapatito de dama” (cypripedium calceolus; por cierto, el novelista francés Alphonse Karr afirmaba a finales del siglo XIX que “la botánica era el arte de insultar a las flores en latín y en griego”), orquídea en peligro de extinción que unos botánicos ingleses descubrieron en 1979, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, pasando por la “Saxifraga umbrosa”, planta herbácea que puede encontrarse, por ejempo, en la Garganta de Escuaín,  al sureste del macizo calcáreo de Monte Perdido, y de la que Plinio afirmaba que tomaba su nombre por la capacidad de romper las piedras con sus fuertes raíces.

Para John Maynard Keynes, el economista más famoso del siglo XX   -un Keynes que, por cierto, visitó nuestro pirineo en dos ocasiones, en 1907 y 1909-, “la dificultad no reside en las nuevas ideas, sino en escapar de las viejas”. La provincia de Huesca debe apostar por un turismo verde y experiencial (por cierto, “verde” proviene del latín “virdis”, que significa “vivo, joven, floreciente”), potenciando sus secretos, sus historias y su flora y fauna.

Somos muy afortunados, pero no lo sabemos.

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