Un centenar de peregrinos partirán este jueves a las 14 horas desde la Casa Salesiana para dar inicio a la Javierada 2024. Este año marca la 43ª edición de esta travesía, que promete ser la más concurrida hasta la fecha, con la participación de 30 menores dispuestos a desafiar los kilómetros y las inclemencias del tiempo.
Desde mediados de enero, los peregrinos se han sometido a una serie de pruebas progresivas, con salidas que han abarcado distancias desde los 20 hasta los 51 kilómetros. Estas pruebas no solo han sido un test de resistencia física, sino también un entrenamiento espiritual para afrontar los desafíos del camino.
La primera etapa concluirá en Ayerbe, donde la parada tradicional en el Sotón será un respiro bienvenido. Ana Acín espera a los peregrinos con la chimenea encendida y un refrigerio reconfortante. El alcalde de Ayerbe, Antonio Biescas, ha ofrecido el Ayuntamiento y todas sus instalaciones, incluido el salón de plenos, para que los peregrinos pasen la primera noche en sacos de dormir, asegurando una cálida acogida.
El viernes, a las 4 de la mañana, los peregrinos se enfrentarán a la etapa más exigente: más de 40 kilómetros montaña a través, superando collado tras collado hasta llegar a Longás. Antes de partir de Ayerbe, las amas de casa han preparado café y exquisitas tortas para darles ánimo en el camino.
La segunda etapa los llevará a la Sierra de Santo Domingo, con subidas y bajadas que culminarán en el último collado, Los Tablaos, antes de llegar a Longás. Abrazos y lágrimas de alegría celebrarán la superación de esta etapa crucial.
Este tercer tramo, aunque extenso, será más liviano, y les llevará desde Longás a Undués de Lerda, con almuerzo en el puente de Lobera de Onsella y arroz de verduras en Navardún. La llegada a Undués, al atardecer, ofrecerá una de las puestas de sol más hermosas si el tiempo lo permite.
La última etapa, el domingo, será corta pero intensa, con paso a Navarra y el ritual del ajo, seguido de dos kilómetros finales corridos voluntariamente. La entrada a Javier será inmortalizada con fotos de grupo, un Vía Crucis, una misa multitudinaria y una visita a SOS. La jornada concluirá con una comida en el restaurante Vinacua de SOS.
Después de la comida, el regreso a casa se realizará con la satisfacción de haber completado esta travesía única. A pesar del cansancio y el sufrimiento, la inmensa alegría y satisfacción serán el tesoro que guarden los peregrinos, especialmente los padres que han compartido este viaje con sus hijos y familias enteras.
Independientemente de la motivación inicial para embarcarse en esta aventura desde enero con los entrenamientos, la Javierada es una experiencia incomparable, donde la fe, el sacrificio y la camaradería se entrelazan en cada paso del camino.