La centenaria sonrisa de José Albero, una inspiradora actitud ante la vida

Visitó recientemente Huesca con su esposa, Milagros Puyal, con la que abrió hace décadas Calzados Almi

23 de Octubre de 2023
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José Albero y Milagros Puyal visitando Calzados Almi con buena parte de su familia. Foto Myriam Martínez
José Albero y Milagros Puyal visitando Calzados Almi con buena parte de su familia. Foto Myriam Martínez

"Esto es fantástico", son las primeras palabras de José Albero Vila al cruzar la puerta de Calzados Almi. “Ahora parece una tienda de moda”, ríe complacido y con orgullo, porque siente haber puesto los cimientos, de alguna manera, de lo que es ahora este establecimiento.

Calzados Almi fue una idea de José Albero y su esposa Milagros Puyal Palacio. Fundaron el negocio en Huesca en 1958, al año siguiente de casarse, y lo traspasaron en 1976, para marcharse a vivir a Alicante, la tierra de origen de José, que tanto echaba de menos.

José nació en la localidad alicantina de Biar y recaló en Huesca después de la Guerra Civil, acompañando a un tío que no tenía familia. Más adelante, traería a su madre y a sus hermanos.

José Albero, a punto de 101 años y ni una pastilla. Vídeo Myriam Martínez

Había cumplido 25 años, cuando abrió con tres socios un almacén de calzado en la calle Padre Huesca, desde donde vendían zapatos y alpargatas por toda España.

Milagros nació en Poleñino y allí mismo se conocieron. La joven fue a comprar una bobina de hilo y en la tienda coincidió con José. Fue amor a primera vista. Ella tenía 22 años cuando se casaron. “Era una chavaleta”, sonríe todavía arrobado.

Al año siguiente, compraron el local de una mercería que había en la calle San Lorenzo y la transformaron en un almacén, que es el establecimiento donde se halla actualmente. En el número siguiente de la vía, abrieron Calzados Almi, un acrónimo creado a partir de Albero y Milagros.

Regentaron la tienda durante casi dos décadas y se convirtió en una de las más respetadas de la ciudad. Contaban con la ayuda de dos dependientas, María José y Mari Paz, y con "una clientela muy buena".

Ambos se enorgullecen de que mucha gente de los pueblos acudía a Huesca para comprar su género. "Cuando había liquidaciones, sobre todo, la gente hacía cola para entrar". Recuerdan perfectamente cómo "volaban" de las estanterías las bolsas de papel con el nombre timbrado en rojo.

José atendía el establecimiento entre semana y los viernes, sábados y algunos domingos iba a vender sus productos a distintas ciudades de la provincia, así como a Teruel, Alicante, Zaragoza, Pamplona, Lérida, Logroño y por todo el Pirineo.

Milagros Puyal todavía conserva familia en Poleñino. Allí residen una hermana y una prima y, prácticamente todos los años, viajan a verlas y hacen una escapadita a la capital altoaragonesa.

La pandemia de covid abrió un paréntesis de alrededor de cinco años en esta costumbre y el reencuentro con las tierras monegrinas, su Huesca querida y los recuerdos que les devuelve Calzados Almi fue especialmente emocionante.

"No parece la misma", repite Milagros, mientras mira asombrada a su alrededor, acompañada de sus tres hijos, Mila, Pepe y Bauti -que les han dado cuatro nietos-, y otros familiares. La tienda actual se abrió hace 9 años y es propiedad de Manuel Pérez, que acude amablemente a saludarles y responde atento a todas sus preguntas.

José sigue mirando con admiración la zapatería y confiesa que se siente orgulloso de haber “inventado” algo así.

 José Albero y Milagros Puyal visitando Calzados Almi con su familia. Foto Myriam Martínez
José Albero visitó emocionado Calzados Almi. Foto Myriam Martínez

PRONTO, 101 AÑOS

José Albero Vila cumplirá 101 años el próximo Día de Reyes. Camina con agilidad, sonríe permanentemente y de vez en cuando suelta una pequeña carcajada.

Su familia admira su sentido del humor y su actitud siempre positiva. Él afirma sentirse muy bien y proclama con orgullo que no toma pastillas, sólo el oído se le ha endurecido un poco.

Milagros ha cumplido 90 años. Sentados en uno de los asientos de la tienda, el matrimonio echa la vista atrás y comentan varios pasajes de su vida con gran complicidad. Tanto José como Milagros coinciden en que el éxito de su tienda radicaba en los precios, logrados al comprar lotes de fábricas que les permitía vender barato sin comprometer la calidad.

Pronto sale a colación una de las pasiones de José, la Sociedad Deportiva Huesca. Fue presidente del Atlético Huesca durante cuatro o cinco años cuando solo existía un equipo en la ciudad y le acompañaba en sus salidas a ciudades como Barbastro, Monzón, Zaragoza o Ejea.

El día en que el Huesca ascendió a Primera División, toda la familia se encontraba viendo el partido alrededor de la tele y lo celebró dando botes de alegría. Ahora lamenta la situación actual del equipo y pone el foco en la directiva.

Las fiestas de San Lorenzo también ocupan un lugar privilegiado en la memoria de la pareja. Disfrutaban mucho los dos con la música de las charangas, los tambores y las corridas de toros.

José y Milagros han apreciado el cambiado que ha experimentado la ciudad con el tiempo y les gusta. Residieron en la calle Baltasar Gracián y luego compraron una casa en Ramón y Cajal. El alcalde José Antonio Llanas, buen amigo de José, quiso convencerle para ir al Ayuntamiento. Estén donde estén, siempre llevan con orgullo su "Huesqueta" por bandera, tambien los hijos y hasta los nietos.

 Milagros cuenta que José ha donado su cuerpo a la ciencia para fines de estudio cuando llegue el momento. Hasta entonces, José continúa con una vida activa y feliz. Va comprar solo en Alicante y sigue nadando en la piscina. Cuando celebró su centenario, se reunieron más de 80 personas para festejarlo. José y Milagros siguen siendo un ejemplo de vitalidad y amor. Su legado, un sueño compartido, resulta inspirador. 

 

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