Cómo afrontar la Navidad si acabas de perder a un ser querido

El psico-oncólogo Héctor Olmedo imparte en Huesca este lunes un taller, organizado por la Asociación Contra el Cáncer

16 de Diciembre de 2022
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Héctor Olmedo nos hablará de cómo afrontar la Navidad si acabas de perder a un ser querido
Héctor Olmedo nos hablará de cómo afrontar la Navidad si acabas de perder a un ser querido

No hay recetas mágicas para aliviar el dolor que una persona siente cuando pierde a un ser querido. Además, hay fechas a lo largo del año, que parecen más proclives a agudizar ese sufrimiento. Por eso, la Asociación Española Contra el Cáncer organiza cada año el taller  “Es Navidad y faltas tú”, en el que se explica que el duelo es un proceso adaptativo que hay que conocer y normalizar y que existen una serie de pautas que pueden facilitar el sobrellevar estas fechas. 

La sesión tendrá lugar este lunes, 19 de diciembre, a las 19:00 horas, en el salón de actos de la Caja Rural de Aragón (calle Berenguer 2). El acceso es libre y gratuito hasta completar el aforo. A ella pueden acudir, no sólo quienes se encuentren en esa situación, sino también quienes quieran acompañar a alguien durante esa crisis personal. 

Héctor Olmedo, psico-oncólogo y experto en procesos de pérdida de la Asociación en Huesca, indica que depende de cada persona cómo lo afronta, pero sí hay algo que es bueno para todo el mundo, que es la comunicación. "A veces vemos que se evita hablar del tema, incluso entre los propios miembros de la familia. Puede ser que nadie tenga ganas de celebrar, pero todos lo hagan por el otro".

Olmedo explica que suelen advertirse, al menos, tres tipos de actitudes. Por un lado, la de la persona que actúa como si nada hubiera ocurrido. "Esto al final tiene consecuencias, porque se acaba creando un muro de silencio", comenta.

También hay quien opta por evadirse, marcharse incluso a otro lugar donde no se celebre la Navidad. "Si eso te ayuda, genial, pero el dolor va a seguir ahí y en algún momento va a haber una primera Navidad sin esa persona".

Y el tercer caso engloba a quienes se adaptan o crean una nueva tradición. "En cualquier caso -señala el psicólogo-, lo importante es poder dialogarlo y pensar qué podemos hacer para estar mejor".

Entre otras recomendaciones, Héctor Olmedo apunta que es aconsejable "planificar la celebración, saber qué quiero hacer este año, de qué me quiero encargar, o si quiero delegar la tarea en otras personas, si ese año no me veo capaz de asumir la organización".

"Expresa tus emociones -insiste-, hay que entender que lo que estás sintiendo es normal, que no se puede dejar de estar triste por el hecho de ser Navidad", y tampoco hay que pedirle a nadie que reprima ese sentimiento, aunque se diga con la intención de animar. "Con eso sólo se consigue incrementar la culpabilidad, hacer que la persona se sienta más sola y que no nos comunique lo que necesita, porque se va a ocultar".

"Se puede simbolizar también a la persona que falta de alguna manera, porque es importante tener esa presencia: puede ser con algún objeto en el árbol, o en el portal de Belén, o en un brindis, contar alguna anécdota. Es bueno hablar de la persona que falta y crear alguna nueva tradición, como donar a alguna entidad social el dinero que ibas a gastar en un regalo para ella".

El psico-oncólogo agrega que, si tienes niños a cargo, es oportuno pedir que los demás colaboren y te ayuden, y también que aproveches los días previos a las fiestas para aliviar un poco el estrés, "haciendo deporte, intentando dormir bien, buscando un tiempo para ti, evitando la automedicación". Y si llega el momento en el que te desborda la situación y quieres salir porque necesitas llorar a solas, "contar con un cómplice o portavoz", que pueda dar explicaciones a los demás sobre lo que está sucediendo y evitar así ser interpelado después.

Por último, Olmedo propone "buscar refugio en nuestra espiritualidad, ya sea religiosa o no, y conectar con ese más allá que todos tenemos".

El psico-oncólogo de la AECC insiste, como un mantra, que en el diálogo están las respuestas. "Hay que preguntar, antes que suponer. Hay gente que ha podido pasar por una circunstancia similar y cree que lo que le fue bien, le sirve a todo el mundo. Eso es como decir que si a mí me gusta el fútbol, le gusta también a los demás. Somos grandes 'suponedores'. Si vemos que alguien está sufriendo, lo mejor es preguntarle claramente qué le apetece, si quiere hablar o no, o salir, o llevarme a los niños a verlos Reyes Magos. Preguntar, siempre preguntar. A veces sólo podemos estar con la persona y que ella sepa que nos tiene, hay que escuchar y acompañar".

NIÑOS Y ADOLESCENTES

A los niños también hay que hacerles partícipes de todo esto y no ocultárselo. "La muerte, el sufrimiento, el dolor y la enfermedad parecen estar totalmente fuera del mundo, cuando en realidad son cosas naturales. Hay que hablarles, ellos  también son  parte de la familia. Además, cuando no se hace, inventan. La imaginación de los niños... a veces hay que agarrarse a una silla. Y puede ocurrir que, si ven que hay una situación de la que todos hablan pero que nadie les explica, tiendan a culpabilizarse. Les quitamos confianza y va a ser peor para ellos. Se preocupan también si nos ven llorar, por lo que hay que decirles que es la respuesta normal de nuestro cuerpo cuando estamos tristes. Así que hay que intentar tener un vocabulario para cada edad, respetar sus emociones, normalizarlas y también dedicar momentos para disfrutar con ellos".

Los adolescentes, igualmente, requieren de un trato específico, porque las emociones durante este periodo de la vida pueden manifestarse de manera "sobredimensionada", no tienen término medio. "A veces querrán hablar del tema y otras no. Y pueden cambiar de opinión en cualquier momento, pero eso entra también dentro de la normalidad. Hay que preguntarles qué necesitan, con qué se sienten mejor. Igual hoy no quieren decir nada y mañana desean ir al cementerio. También pueden plantearnos preguntas difíciles de responder, más filosóficas, desde una perspectiva más adulta. Y debemos explicarles lo que nosotros creemos y sentimos, e invitarles a reflexionar qué es lo que piensan ellos".

 

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