La Procesión del Cristo de los Gitanos, la que rasga la noche después de que los ramos del Domingo anuncien la llegada del Señor para recordar que acechan tiempos de crucifixión, dolor, pasión y exigencia de la fe más profunda frente al acecho de todas las penalidades del Jesús hecho hombre, se ha convertido en oración a través de la saeta, de los tambores, del sudor de los costaleros, de la poesía y de la voz convertida en oración de Ayre Giménez, un prodigio para un milagro en Semana Santa.
En la procesión de los gitanos, nadie puede faltar. Ahí estaban bajo la noche estrellada la alcaldesa, Lorena Orduna, el general de División Vivas, el teniente coronel de la Guardia Civil Cordobés Lucena, parte de los cabildos catedral y municipal, y con ellos cientos y cientos de feligreses que han desfilado en medio de la consciencia, más que nunca, que atravesamos un valle de lágrimas que, sin embargo, conduce hacia una trascendencia a través de la Pasión convertida en Resurrección del Cristo crucificado.
En la puerta de la Catedral, ha resonado en la voz de Felipe Rico la composición poética del juglar que es Toño Julve, "Al Cristo de los Gitanos", que ya ha rebasado el lustro desde que fuera creada para recordar que "un abuelico gitano a su nietico decía, hoy es Domingo de Ramos, verás que bonito día, hoy es un día precioso, apréndelo bien sagal, y esta noche pa nosotros es una noche especial".
Prosigue en su profunda voz Felipe: "El Cristo de los Gitanos va a salir en procesión, verás cómo a todo Huesca se le escoge el corazón, fíjate bien en su rostro, y observa que en su mirada no hay rabia, sólo ternura, aun con las manos atadas, pues sabiedo que indefenso va camino de la muerte, ruega al cielo que su padre nos perdone para siempre".
Gitanos y payos rezándole unidos desde la Catedral hasta la misma Seo, pasando por Arista y San Salvador, Mozárabes y Fueros de Aragón, Santos Justo y Pastor, Desengaño, Petronila y Cortes. "Son momentos, mi nietico, que jamás olvidarás al Cristo de los Gitanos, siempre en tu pecho tendrás. Recuerda pues que tu abuelo de este Cristo te habló para que le tengas fe y te proteja en la vida. Serás, pues, hombre de bien cuando seas un adulto y soy gitano y de Huesca podrás decir con orgullo".
Ha salido el Cristo en medio de la grandeza catedralicia envuelto en sones de saeta y, después del baño de poesía, surge de la blancura de la oscuridad de la noche la guitarra del Teto Giménez con esa voz joven y desgarrada del dolor que acompaña al Señor de Ayre Giménez, El flamenco se funde en un diálogo íntimo con el Jesús al que acompaña, al que compadece, al que soporta su Cruz, al que sostiene en su camino al Calvario. Y así, en medio de un universo esta noche oscuro, pleno de incertidumbres, acaba emergiendo la luz de la verdad.
En ella están instalados los gitanos de Huesca que, de Semana Santa en Semana Santa, han emprendido el camino de la búsqueda de la eternidad, como ha proclamado, en medio de alzadas del paso del Cristo en señal de respeto, de fe y de esperanza, el prior, Manolín Giménez. Observándole con los ojos de la religiosidad, cientos de personas en las aceras y sobre las gradas, expectantes ante una nueva saeta, ante una nueva interpretación de Ayre, ante la confianza de que, porque creemos, nuestro Jesús atravesará esta travesía hasta la Resurrección que es de todos. Es tiempo de Pasión, y nos lo recuerdan los Gitanos. Nadie lo olvide, porque en los próximos días vamos a vivir la inmensidad de la fe.