Cuarenta profesionales de la UCI de San Jorge brindan por 48 años como "ángeles de la guarda"

Médicos, enfermeras y auxiliares de enfermería disfrutan de una jornada de hermandad cargada de recuerdos, anécdotas y los mejores deseos

26 de Enero de 2024
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Grupo de profesionales de la UCI en los 48 años desde su creación. Foto Marcos Serrate
Grupo de profesionales de la UCI en los 48 años desde su creación. Foto Marcos Serrate

Corría el año 1976 cuando el Hospital San Jorge abrió la primera Unidad de Vigilancia Intensiva. Tanto ha cambiado todo que incluso la nomenclatura del servicio se ha transformado: hoy es Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario San Jorge. Han convivido con las situaciones más extremas y aportado trato de terciopelo a pacientes en serio riesgo vital. Viral, además de vital, fue el testimonio de Ignacio Almudévar cuando fue dado de alta después de casi dos meses y, tras arrodillarse ante las enfermeras y doctores, rebautizó a los sanitarios como "ángeles de la guarda". Suyos y de miles y miles de personas que han pasado por sus doctas mentes y sus manos cargadas de corazón.

Este viernes 26 de enero era un día tan indicado como los otros 365 del año (este es bisiesto y, por tanto, son 366 las jornadas del calendario) para concurrir en un buen restaurante, el Central Café, y llenar sus vivencias y remembranzas de calidez. También el aniversario es tan redondo como uno quiera, en concreto 48 años desde aquel 1976. El cincuentenario ya llegará, pero se han comprometido a varios festejos hasta entonces, uno entre la primavera y el verano de este mismo 2024.

Entre los comensales, las cuatro supervisoras de Enfermería que se han sucedido desde aquel 1976. La irrepetible Paz Serrano (31 años en el servicio), Rosa Navarro, Gema Mendoza y María Eugenia Lacostena (la actual). También quienes hoy rigen la unidad, los doctores Carlos Seron, Lorenzo Labarta y Juan Carlos López. No sólo figuraban viejas glorias, sino también activos con mucha carrera por delante.

Lo bueno de estas reuniones es compartir, y así se han acordado las más veteranas (lo ponemos en femenino porque un alto porcentaje han sido mujeres) de todas esas pacientes atendidas cuando estaban embarazadas que hoy ya han casado a sus criaturas que, como padres, les han hecho abuelas. Y han rememorado los avances materiales de aquellos primeros tiempos en los que la voluntad y el ingenio había de compensar la carencia de las tecnologías que a estas alturas del nuevo milenio ofrecen una fiabilidad diagnóstica impresionante... aunque no infalible.

Las de la edad del júbilo se han comprometido a agendar la nueva cita, sin tardar mucho, que los lazos de la amistad rubrican que, en el desempeño profesional, como reza la canción de Il Divo, lo han hecho bien. Felicidades en esta onomástica tan redonda: 48 años, una buena edad para una unidad con larga vida por delante.

 

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