Los Danzantes de Apiés rinden tributo a la Purísima en una mañana espléndida

El pueblo vive su fiesta con la peregrinación a la ermita y la actuación en la pista deportiva ante cientos de personas

08 de Diciembre de 2025
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El Dance de Apiés se eleva a la Virgen Purísima

El Dance no es un espectáculo, es oración. El Dance no es vistosidad, es profundidad. El Dance, cuando nace de dentro, se proyecta para inundar los corazones de un pueblo como Apiés, que encuentra en estas manifestación secular uno de los motivos de orgullo de su historia transportada hasta hoy.

Cada 8 de diciembre, es fiesta grande en Apiés. Con alegría y devoción, sus habitantes caminan hasta la Ermita de la Purísima, con un estandarte humano que es identidad, los Danzantes de Apiés, ese grupo de jóvenes -algunos no tanto- que suscitan la admiración allí donde acuden invitados, como es habitual en San Lorenzo en Huesca. Es su dance a la vez poderoso y sentido, auténtico y hermoso. Y así, con el ritmo que marca su fe en la Inmaculada, alcanzan el icónico templo a los sones de diferentes obras, entre ellas precisamente la de Espadas del santo laurentino que es parte de su veneración.

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Porque es tradición, median las costumbres, entre ellas la reiteración feliz del sacerdote Rafael Gállego, querido y admirado, que bendice a los Danzantes y, con ellos, a todo el pueblo y a esos Gaiters da Tierra Plana que también se han erigido en imprescindibles como preludio y colofón de la Eucaristía en la que el oficiante recuerda las virtudes de la Virgen María y su inquebrantable fe y asunción con alegría del compromiso de llevar en sus entrañas al Hijo de Dios: "Hágase en mí según su palabra", para que el Verbo se hiciera carne y habitara entre nosotros. Ese pequeño gran milagro de la Navidad que ha definido el transcurrir de la humanidad.

Culminada la celebración, y con una temperatura muy bonancible inhabitual para esta época del año, los Danzantes y el pueblo, el pueblo y los Danzantes, que tanto monta que monta tanto, retornan al núcleo y en la pista deportiva llega el momento más etnográfico, el que define la personalidad de un pueblo al que se le mueven los pies y los ojos mientras los uniformados -en su diversidad identificativa de casa- representan el "Tran, tran, trala", "Viñadero", "La hoja del Pino", "Tú eres muy guapa" o "Paradetas", bajo la autoridad de Nacho Pérez como Mayoral. Los palos vuelan y chocan, se entrelazan y se encuentran en movimientos pletóricos de complicidad.

Tiene la virtud de la singularidad esta actuación, y es que hasta dentro de un año no volverán a aplicarse las circunstancias (la festividad) y esa sensación cierta de que cada movimiento, cada dance, es un momento único e irrepetible, exactamente igual que el dogma de Heráclito de que el agua del río no es la misma dos veces. Por eso cada brindis final, con cientos de personas en comunión tras la comunión de la ermita, es único dentro de este bien de interés cultural, orgullo de Aragón entero.

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