Empieza a ser sempiterna la oscuridad en el Santuario de Loreto, donde la emotividad de cada una de las celebraciones alumbra espiritual e identitariamente la física lobreguez de las carencias de una iluminación adecuada que no ayuda a la brillantez, pero no vence la devoción. En esta ocasión, la de la Real Cofradía de San Lorenzo, que en su Día del Cofrade ha impregnado de sobrecogimiento y lágrimas la distinción a los directivos de la Junta que han cesado en su responsabilidad y la entrega de los diplomas de nuevos miembros para sumarse al más de un millar de mujeres y hombres comprometidos con la institución.
El Santuario, que afea el contenedor cubierto con plásticos azules a la izquierda de la entrada, merece mejor trato por parte de la Diócesis, la responsable directa, probablemente con la colaboración institucional. La Cuna de San Lorenzo no puede penar en cada solemnidad por la falta de luz, que más allá de los problemas para los fotógrafos -eso, créanme, es lo de menos aun siendo fundamental si la Iglesia quiere proyectarse hacia el exterior- no contribuyen a dar realce a celebraciones tan bonitas como la de este domingo.
El Día del Cofrade ha arrancado con el ritual tradicional al que se ha sumado en esta ocasión el reconocimiento a tres miembros de la Junta que han dejado un poso profundo entre sus compañeros por su entrega, su generosidad y su capacidad de ser interlocutores sin cejar nunca en la integridad de la Real. Joaquín Almerge, hasta el 11 de agosto máximo mandatario, Carlos Liesa y Lorenzo Arnal han escuchado, apenas imposibilitados para contener el lagrimal, las bonitas palabras de la actual priora, Carmen Urzola, términos plasmados en un pergamino que les han entregado para que se perpetúe esta bella escena hasta la eternidad.
También estremecimiento emocional de las decenas de nuevos cofrades, que han recogido de manos de Joaquín Almerge Lax los diplomas en medio de los aplausos de toda la concurrencia, presidida por la alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna (sus hijos son miembros ya de la Real), y ediles de PP y PSOE, junto a representantes de distintas cofradías como la titular del templo.
La Eucaristía ha comenzado con la interpretación de la Coral Osca Melódica, dirigida por Andrés Sánchez, que ha encadenado el Kyrie Eleison y el Miserere Nobis antes de dar paso a Nicolás López Congosto, párroco de la Basílica de San Lorenzo y vicario general de la Diócesis.
López Congosto ha explicado el sentido de las Lecturas de este domingo, que coinciden en la conclusión de que no se puede servir a la vez a Dios y al dinero, y que éste ha de tener una consideración de herramienta para la justicia social y económica frente a la miseria, pero no puede ser un fin.
El vicario general ha recordado que esta celebración, una vez más, "invita a recordar cuál es el papel y la misión que un cofrade tiene en la Iglesia... Un cofrade, que aquí hay muchos a los que doy las gracias públicamente por el trabajo que están realizando a través de las cofrfadías y para el bien espiritual de nuestra Diócesis, es una persona miembro de una asociación pública de fieles de la Iglesia, que se define como católico practicante conforme al público cumplimiento de los estatutos de la cofradía libremente asumidos desde su ingreso en la institución".
"Un cofrade se define como un cristiano en una doble condición: de discípulo y de apóstol de Cristo. Es decir, alguien que como discípulo recibe y hace suyas las enseñanzas de Cristo. Y luego, consecuentemente, adquiere el compromiso como apóstol, que es exponer y expandir tales enseñanzas entre los demás". La naturaleza de cofrade implica asumir la "vocación básica e ineludible que es común a todo fiel católico: construir el Reino de Dios en la tierra, que supone anunciar el Evangelio, servir al prójimo constituyendo un completo y permanente testimonio de vida personal inspirado en la vida de Cristo", agregaba López Congosto.
Así, ha añadido, "lo hacía nuestro Patròn, que era un hombre de fe, un hombre al servicio de la Iglesia, un hombre en comunión con la Iglesia, un hombre cuyos preferidos, como los de Cristo, eran los más pobres y necesitados". Aquí se han reunido quienes nos llamamos oscenses y cofrades , "devotos de San Lorenzo, que tenemos como modelo, seguimos sus pasos y realmente vivimos y damos testimonio de que somos cofrades en el mundo y en la vida de la Diócesis. Es el reto al que esta celebración nos invita".
Nicolás López Congosto ha bendecido los alimentos (tortas y melocotón con vino) y a las personas que las han disfrutado, que han sido tomado los productos una vez se han adorado las reliquias de San Lorenzo al son del Himno que ha sonado en las voces de la Coral Osca Melódica y de los feligreses que adoran una composición realmente emocionante. Tanto, que lo de la falta de luz al final queda como anecdótico y hasta contribuye a la intimidad en la fe.