Han pasado cuarenta años como se escurre el mercurio en un termómetro antiguo. Las protagonistas de esta historia no llevan capa ni escudo, pero han librado miles de batallas cotidianas para velar por la salud de otros, con mucha empatía y no menos ciencia.
Se formaron en la Escuela de Enfermería de Huesca, con vocación y ganas de mejorar la profesión aportando sus conocimientos, su dedicación y su calidad. Hoy, han vuelto a la capital altoaragonesa, a este rincón del mapa como quien regresa al kilómetro cero de una vida entregada a los demás.
Desde Teruel, Logroño y Barcelona y han compartido mesa y sobremesa, hilando recuerdos como puntos de sutura. Y se han desgranado anécdotas que por un momento han parado todos los relojes. ¡Qué deprisa pasa el tiempo, parece mentira!.