En la atmósfera flotaba una mezcolanza de incredulidad, de incomprensión, de resignación y de fe cristiana. Sin cualquiera de estas sensaciones, no se entendería la naturaleza humana frágil ni se concebiría el mismo hecho de despedir en un templo a Mari Carmen Galán.
Se precisa del concurso del tiempo para concebir una vida sin quien tanto bien ha obsequiado a su entorno, entendido en el sentido universal pero también circunscrito al familiar. Y se requiere de un ejercicio de pensamiento para escalar desde un estado emocional de abatimiento hasta ese punto final que es, a la vez, de partida. Contribuye, si no consuela, la interiorización trascendental de que la muerte no es el final del camino, como compuso el padre Cesáreo Gabarain para una de las más hermosas canciones que jamás se hayan entonado.
Esta mañana, la Iglesia de San Salvador de Fraga estaba abarrotada de feligreses que, como sucede en la revelación de la Semana Santa, se han imbuido del espíritu de la certeza de que la muerte no ha vencido a la vida, porque para Mari Carmen Galán no es el final del camino, aunque se sentía el dolor de unos días tan real como la resurrección. Una ceremonia multitudinaria en la que cada uno ha despedido en la intimidad a quien ha partido hacia otra dimensión. Un oxímoron posible en el milagro de la fe.
Más de cincuenta coronas han expresado el amor que toda la parroquia de esta mañana sentía por Mari Carmen Galán. La correspondencia mínima, el denominador común hacia el amor que precisamente esta cordobesa de 49 años, fragatina ejerciente y servidora, ha entregado por doquier. La jornada de Tanatorio y el funeral se han convertido en un magno libro sentimental de recuerdos sobre su carácter alegre y su disposición para trabajar por los demás.
Así lo reflejaban los conjuntos florales de los Ayuntamientos de Fraga y Barbastro, donde Mari Carmen ejerció su ministerio y donde su inseparable Luis Ángel oficia su magisterio, mínister y mágister de entrega. El de la Comarca del Bajo Cinca cuyo presidente, José Javier Ferrer, estaba profundamente afectado. De Becton Dickinson, la gran empresa fragatina donde trabajó Mari Carmen. Del Colegio María Moliner cuya asociación de madres y padres fundó para mejorar la familia educativa íntegra. Naturalmente, sus compañeros de partido de VOX en Fraga, en Huesca, en Aragón, la propia presidenta de las Cortes de Aragón, Marta Fernández.
Compungidos, estupefactos pero esperanzados, las corporaciones municipales de Fraga y el Bajo Cinca-Baix Cinca, ediles del equipo de Gobierno de Barbastro, diputados provinciales, compañeros de Becton Dickinson y ciudadanos de a pie, algunos soportando de pie el calor y la tristeza en el esfuerzo meritorio pero exigido en el retorno a Mari Carmen de un ápice del cariño que tanto expandió.
En el difícil esfuerzo de concentración en medio del manto de tristeza, han buscado los asistentes un resquicio de consuelo, especialmente Luis Ángel y los jóvenes Edurne y Luis Ángel junior, carne de su carne, alma de su alma, hoy separados por los enigmas de la muerte que no son sino los misterios de la existencia terrenal. En la figura de Mari Carmen, encontrarán las respuestas a sus preguntas e incertidumbres.
Con la bendición, la esperanza de que Mari Carmen transita hacia un estadio celestial que se ha ganado con su espíritu y su trabajo en este valle de lágrimas al que deja ayuno de su bonhomía y de su generosidad, pero mejor, mucho mejor, de lo que lo encontró cuando vio la primera luz en Peñarroya-Pueblo Nuevo (Córdoba). Ese diferencial es la renta de su humanidad.
En apenas dos años de servicio directo a la ciudad de Fraga, ha dejado tan honda huella que la banda de concejal que ha quedado depositada en las manos de su Edurne será el testimonio de su vasto esfuerzo por la convivencia, el entendimiento y la labranza y el cultivo de un mundo mejor. Y los hoy congregados y la multitud de sus amistades pueden mirar al cielo donde cada una de las cenizas esparcidas desde su incineración representarán una brizna de su voluntad y una sonrisa de su carácter. Descanse en paz para la vida eterna Mari Carmen Galán. Allí esperará, con su faz y su regazo acogedor a los que tanto la siguen queriendo. Antes, en el camino residirá su inspiración.