El Gran Magal, la celebración religiosa más importante para la comunidad senegalesa, volvió a reunir a decenas de personas en Lanaja. La fiesta, cargada de espiritualidad y tradición, se celebró el 13 de agosto en el polideportivo municipal, gracias al apoyo del ayuntamiento y de su alcaldesa, Arancha Barcos, cuyo respaldo ha sido fundamental para el colectivo.
En ediciones pasadas, el Magal llegó a concentrar a más de doscientas personas en el Jai Alai de Huesca, pero la falta de un local estable ha obligado a buscar alternativas cada año. Se trata de una reivindicación que no afecta únicamente a los senegaleses, sino a muchas comunidades africanas que llevan tiempo reclamando a las instituciones un espacio adecuado para celebrar sus encuentros.
Assane Mbengue, uno de los organizadores, lo expresó con claridad: “Necesitamos un local en Huesca. Yo vivo en Lanaja y la alcaldesa me deja el pabellón totalmente equipado y gratis, pero este evento hay que hacerlo en Huesca porque allí vive la mayoría. Muchas personas trabajan durante el día y no tienen coche para desplazarse. No pedimos gratuidad, estamos dispuestos a pagar, pero necesitamos un lugar”.
El ofrecimiento del polideportivo de Lanaja ha permitido que la fiesta se mantenga viva y que el colectivo pueda sentirse arropado. “Nos sentimos acogidos, el pueblo nos ha abierto las puertas”, reconocen.
El encuentro también puso sobre la mesa un tema crucial: la necesidad de empleo para los senegaleses sin papeles, una de las mayores dificultades para lograr integración y estabilidad en España.
En palabras de Assane, el Magal es “un acto de fe, pero también un recordatorio de que seguimos buscando un lugar digno en Huesca donde celebrar nuestra cultura y avanzar como comunidad”.
EL WAAJAL MAGAL TOUBA
El Waajal Magal Touba es la celebración religiosa más importante de Senegal. Cada año, millones de muridíes peregrinan hasta la ciudad de Touba, en el corazón del país, para rendir homenaje a Ahmadou Bamba, fundador del muridismo, quien está enterrado allí.
Bamba nació en 1853 y dedicó su vida a predicar el islam en un contexto marcado por la colonización francesa. Aunque su doctrina se basaba en la paz y la resistencia espiritual, fue considerado una amenaza por las autoridades coloniales. En 1895 fue desterrado a Gabón, y no regresó hasta 1902, cuando una multitud lo recibió en Dakar creyéndolo muerto. Poco después volvió a ser exiliado, esta vez a Mauritania, donde permaneció cuatro años más.
Con el paso del tiempo, en torno a su figura se ha tejido una amplia mitología que le atribuye milagros y hechos extraordinarios. Una de las leyendas más conocidas cuenta que trece soldados coloniales murieron fulminados cuando intentaban ejecutarle.
El muridismo, la corriente islámica que fundó Ahmadou Bamba, combina las enseñanzas del profeta Mahoma con valores de la cultura wólof. El Magal conmemora el día en que el líder religioso fue apartado de Senegal, un episodio que, lejos de quebrarle, le dio la fuerza espiritual necesaria para regresar y consolidar su comunidad.
Hoy, el Magal no solo es el principal evento religioso del país, sino también un símbolo de resistencia, fe y unidad para millones de senegaleses dentro y fuera de sus fronteras.