La Fundación Centro de Solidaridad Interdiocesano de Huesca, que tuvo como origen Proyecto Hombre, nació hace 25 años desde el compromiso social para que los jóvenes tengan un futuro sin adicciones y dar esperanza a quienes han caído en una. Con esta es la tarjeta de presentación, se celebró este jueves una gala en la que se puso en valor toda esta trayectoria y el trabajo de todas las personas implicadas en este proyecto, especialmente de la gente que ha atravesado por momentos complicados en su vida y ha tenido la valentía de pedir ayuda y de implicarse a fondo en su recuperación. En este objetivo, los profesionales y los voluntarios, han tenido también un papel fundamental.
El presentador del acto, el periodista y director de EL DIARIO DE HUESCA, Javier García Antón, Recordó que Proyecto Hombre se creó a mitades de los años 80 porque "había una necesidad de auxilio absoluto" y porque su labor forma parte de la cultura de la Iglesia y de la sociedad. "Si somos capaces de conseguir prevención, sensibilización y empatía, acabaremos con los prejuicios".
Elena Palacios, coordinadora general y fundadora del Centro, explicó el trabajo que se hace con los reclusos, con los jóvenes, los niños y las mujeres. Promueven la salud emocional, la inclusión, la prevención de la violencia de género, campañas de formación y de sensibilización y han trabajado con 3.600 alumnos de 16 centros educativos. "Tratamos a personas enfermas que necesitan ayuda, les acogemos y les damos libertad. Debemos ir diluyendo los estereotipos y para ello también trabajamos con los medios de comunicación. Hay que romper estigmas las personas con adicciones no son escoria.. Son 25 años procurando esperanza y futuro".
Recordó los primeros pasos del centro, los problemas que causó la heroína, los aprendizajes sobre el sida en la cárcel de Huesca, a la que acudía con el obispo Javier Osés todos los días, la irrupción del éxtasis, el LSD, los inhalantes de pegamentos, la ludopatía, las pantallas poco saludables y el juego patológico. "Ahora estamos trabajando mucho la prevención del suicidio porque hay muchos adolescentes que se quieren morir", señaló.
Recordó también que hay un reto pendiente para las administraciones, porque ahora solo hay un centro en Zaragoza donde poder acoger a gente con estos problemas "y cuando no quedan plazas, hay que trasladarlas a otras Comunidades Autónomas".
Para Pilar Polo, que le hicieran directora de Cáritas, que acoge el Proyecto Hombre, fue un doble regalo, porque su objetivo de vida es "estar cerca de los pobres". Explicó que tuvo un hermano alcohólico y que su madre antes de morir le pidió que estuviera cerca de él. "La gente es muy injusta y fría juzgando a las personas que tienen cualquier adicción. Nadie quiere verse en esa situación y, cuando salen de su problema, ves claramente su bondad y lo que han sufrido mientras tenían las adicciones", recalcó.
Aseguró haber vivido "momentos alucinantes" al ver la "humanidad y la empatía", que es "fundamental", con la que se trata a los enfermos. "Venían familias llorando, que ya no sabían qué hacer, y aquí hay un acompañamiento personal y se promueven hábitos de vida saludables", declaro.
"Díganle al alcalde que deseamos que nos ayude mucho -añadió Pilar Polo-, antes de agradecer su labor a Elena Palacios, María Luisa Santafé, Jesús Puyal, Angelines Cajal, Paco Gómez y a mucha gente más, a la que ya no pudo citar por no extenderse, según dijo. Asimismo, recordó que hay que arreglar el actual centro, "que es pequeño", insistió en que "las personas merecen que se les ayude" y observó que la sociedad "entiende la pobreza de Cáritas, pero la de esta gente no se entiende". Y animó a todos los asistentes a hacerse socios.
El voluntario Jesús Puyal también tuvo un hermano enganchado a la droga y recibió ayuda del Centro de Proyecto Hombre de Zaragoza, hace más de 30 años. Allí recibieron muha ayuda "Había solucionado mi problema, pero no podía quedarme tranquilo, sabiendo que otras personas estaban viviendo una situación similar a la que pasó mi familia". Y se dedicó "de golpe" a concienciar a otros y su labor en el Centro Interdiocesano le ha dado sentido a su vida. "No es que quieras recompensas, pero cuando alguien te dice: 'Gracias que te hice caso', es muy gratificante".
Especialmente emocionante fue el testimonio de Noelia, una usuaria rehabilitada, que narró su experiencia desde que llegó a Proyecto Hombre en 1999. "Tenía múltiples adicciones, una enfermedad mental que arrastro y muchos fracasos personales, entre ellos, pérdida de trabajo, amigos, familia. Toqué fondo". Elena Palacios le ayudó a adoptar responsabilidades, empleó su corazón, su empatía, su mano dura cuando hizo falta. "Soy una persona nueva", aseguró.
El director del Centro, José Jarné, remarcó el valor de los voluntarios y de los cerca de 300 usuarios que atienden cada año, detrás de los cuales hay mucho sufrimiento. "Todo lo que hacemos, lo hacemos por ellos", aseguró.
El psicólogo Aland Medal, que lleva 18 años implicado en este proyecto, recalcó que "cualquier persona tiene capacidad para volver a empezar" y las familias son el eje principal de esa reconstitución. "A veces llegan cansadas, han tirado la toalla y les ayudamos también. Son pocas las mujeres que tenemos, ahí se ve la fragilidad del hombre en su mentalidad. Lo que más hacemos es motivar para que hagan ese cambio, aunque después algunos recaen, sobre todo en el alcoholismo"
También atienden a usuarios del albergue o de Cáritas, que no tienen alternativas, y les ayudan a que tengan oportunidades y puedan hacer una vida más saludable. Además, trabajan en red con Cáritas, Cruz Blanca, Cruz Roja, con los trabajadores sociales del ayuntamiento y las comarcas, y con los centros de salud, entre otras entidades e instituciones.
La psicóloga Jara Martínez, por su parte, puso también el acento en la necesidad de que se des estigmatice a todas estas personas. "El prejuicio tan fuerte que hay es un grave problema y la aceptación así es muy complicada. No hay que hacer nada mal para que se pueda caer en una adicción y a veces no se pide ayuda por eso, así que las campañas de sensibilización son muy importantes. La sonrisa de los adolescentes es lo que más nos enorgullece".
Finalmente, Noel Torrijos abundó más en el proyecto SOS Adolescentes de prevención del suicidio, con el que han atendido a 16 personas en 2022, con La Caixa como financiador principal. "De ellos, 14 acogieron el programa de manera increíble. Allí les escuchamos, no les juzgamos, les entendemos y enpatizamos fácilmente. Hay dos que todavía no están en ese punto, pero el progreso no es lineal. Les damos opciones formativas, de ocio y tiempo libre y laborales para que se puedan reenganchar a la sociedad".
Para cerrar la gala, intervinieron el presidente de la Fundación, Felipe Munuera, que indicó que el Centro de Solidaridad da ayuda a quien lo necesita en el mundo de las adiciones y que es una "patita" más de Cáritas, que es Iglesia. "Somos el resultado de sumar esfuerzos", manifestó. Y el obispo de Huesca, Julián Ruiz Martorell, quien indicó que este Centro Interdiocesano es "un punto de emergencia del Cristianismo en el tejido urbano".
"Queremos vivir el presente con pasión para construir el futuro con esperanza. Contamos con la colaboración indispensable de todos", apostilló.
Entre los asistentes, se encontraban también presentes el obispo de la Diócesis de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez, y el diputado de Asuntos Sociales, Antonio Biescas. El acto estuvo aderezado con varios números artísticos protagonizados por la compañía de danza contemporánea Violeta Borruel, los bailarines de Espacio Danza, dirigidos por José Espinosa, y la Escuela de Baile María José Ara de sabiñánigo.