La Asociación Huesca Ciudad Compasiva, que se ha puesto en marcha recientemente, tiene como objetivo implicar a la sociead en el cuidado de las personas al final de la vida.
Su presidente, Javier Moraleda, que dio a conocer todos los detalles del nuevo colectivo, en un acto de presentación celebrado esta semana en el Casino Azul de Huesca, observa que, en la actualidad, las personas, cuando se encuentran en las postrimerías de su existencia, con quien más tiempo pasan es con los médicos: ni con los cuidadores ni con su familia ni con su entorno más cercano.
Por ello, las ciudades compasivas tienen como cometido "empoderar, sobre todo, a la comunidad, hacer redes de vecinos, grupos de voluntariado para atender atender a las personas más frágiles y vulnerables, sobre todo si tienen una problemática social".
Moraleda, el único médico de cuidados paliativos del Sector Sanitario de Huesca, precisa que el proyecto de ciudades y comunidades compasivas, que es una corriente extendida por todo el mundo e implantado en varias ciudades españolas, "no es una solución a la falta de recurso institucionales", se trata de un movimiento social, que se basa en entender a la persona y su familia; forma a voluntarios, cuidadores y profesionales; y realiza una importante labora de divulgación.
"Es como un cambio de valores y de paradigma social, transmitirle a la sociedad el mensaje de que vamos a cuidarnos los unos a los otros. Eso ya pasó en la pandemia, alguien iba a comprar el pan para una pareja mayor que no podía salir de casa o le hacían la compra, por ejemplo. Es una visión comunitaria y social, enfocada al final de la vida", detalla.
En algunas urbes, ha briotado de la mano de los profesionales de cuidados paliativos, como ocurre en el caso de la capital oscense, pero Moraleda apunta que podría haber partido de un psicólogo, un trabajador social o cualquier otro profesional. "En Teruel ha surgido de la Asociación Española Contra el Cáncer y la gerente de la AECC de Huesca, Ana Palomera, estaba muy interesada.
Moraleda explica que el detonante que puso en marcha la gestación del colectivo se produjo el año pasado. Un marroquí se encontraba ingresado en el Hospital, en fase terminal, y se encontraba solo. "Nos llamaron para decirnos que necesitaban gente para acompañarle en su proceso de morir. La psicóloga del equipo ESAD, Paloma Sánchez, se puso en contacto con Cruz Blanca, Cruz Roja y la Asociación contra el Cáncer y entre todos buscaron unos voluntarios para realizar esa labor".
El especialista en cuidados paliativos observa que todos estos colectivos ya cuentan con programas comunitarios, pero cada una de ellas pone el foco en un colectivo determinado: la AECC los pacientes con cáncer; Cruz Roja, un proyecto de soledad no deseada; y Cruz Blanca, su Centro de Escucha. Ciudades Compasivas extende su acción a toda la sociedad.
También subraya, por otro lado, la importancia de la formación, para afrontar un entorno que, generalmente, produce miedo o inseguridad. Así, en los últimos años, un grupo de voluntariado ha realizado numerosos cursos de acompañamiento, se han escrito artículos en prensa y asistido a charlas y mesas redondas.
"Huesca es una ciudad ideal para esto -afirma Moraleda-. El ESAD tiene muy buenas relaciones con el Hospital San Jorge y el Provincial, y con los centros de salud, Atención Primaria, Valentia.... Tenemos el terreno muy sembrado".
Otras personas que se han implicado en esta iniciativa son Miriam Lorenzo, Pilar Tejero, Toñi Santás y Ana Martín, entre otras.