La Novena al Santo Cristo de los Milagros ha vivido su primera jornada con las celebraciones de las 8 y 10 de la mañana y la Pontifical de las 19 horas, bajo el epígrafe "Jubileo, gozo de de la iglesia" y la inspiración de Lucas, 4, 16-21 con la expresión "Spes non confundit" ("la esperanza no defrauda") que simboliza el contexto del Año Santo con el Jubileo bajo el lema Peregrinos de la Esperanza como determinó el Papa Francisco.
La celebración de la tarde ha sido presidida por el deán de la Catedral, Juan Carlos Barón, con presencia de representantes de varias cofradías encabezadas por la titular, la del Santo Cristo de los Milagros y San Lorenzo Mártir. El sacerdote ha centrado su homilía en la figura tan venerada por la ciudad de Huesca, que con su gesto con la cabeza inclinada y los brazos en la cruz induce a través de la humildad en la misericordia, en enviar el corazón a los demás. Ha abundado también en la importancia de entender los conceptos de la esperanza, seguros de que detrás de los sacrificios hay algo trascendente para los cristianos.
La Novena al Santo Cristo de los Milagros aloja sus raíces en la fecha del 12 de septiembre de 1497, tiempo de peste que se trataba de combatir con oraciones, a falta de otros. En la Catedral se celebraba una procesión para cantar la Salve ante el altar de la Virgen. Según testimonio escrito del Notario Público de Huesca y secretario catedralicio Juan García, el Crucifijo que presidía el rito relizó un singular prodigio: al niño Juan Cavero, que portaba la imagen, le cayeron unas gotas de agua en la mano, todos elevaron la vista y se asombraron al ver que el Crucifijo sudaba y le caían gotas por sus brazos.
Estuvo expuesto el Santo Crucifijo en el Altar Mayor y obró maravillas en quienes se encomendaban, hasta cesar la peste. La efigie fue colocada en una capilla hasta que se edificó la actual seo en 1579. La imagen, que data del siglo XIII o XIV, inspira ternura y mueve a la piedad a los fieles por las gracias obtenidas que inducen su nombre: Santo Cristo de los Milagros.
Como colofón de la Eucaristía, el coro ha interpretado el Himno al Santo Cristo de los Milagros, cuya música y letra es de José María Aso Buen: "Santo Cristo de los Milagros,/ el pueblo oscense, jubiloso y fiel/ te ensalza, te suplica, te agradece, /postrado, fervoroso, a tus pies". En la primera estrofa entona que "libraste de tenaz peste/ al pueblo sufriente y roto, /avivando su esperanza,/ dándole consuelo y gozo". En la segunda, refiere: "En este tu templo santo/ sudó tu imagen sagrada/ el agua que santifica,/ que apaga la sed y sana". Y finalmente la tercera es una oración: "Ten compasión de nosotros/ suaviza nuestros pesares,/ danos el dulce bálsamo/ de tu perdón que nos salve".
EL DOMINGO, LA MISA TELEVISADA
La Cofradía del Santo Cristo de los Milagros y San Vicente Mártir continúa la Novena este viernes bajo el epígrafe "Peregrinos de esperanza, una palabra de esperanza" con misas con el mismo horario que el arranque este jueves, y el sábado se incorpora de 10:30 a 11:30 horas la Bendición de los Niños.
Una de las grandes citas de esta Novena tendrá lugar el domingo en que, anclada en la esperanza, la Catedral será el escenario de la retransmisión de la Santa Misa desde las 10 horas, dentro del programa de Televisión Española Pueblo de Dios, por lo que la Cofradía hace un llamamiento a los feligreses de Huesca para que acudan a la celebración de tal modo que luzca el templo con la belleza que le caracteriza. Se espera la presencia de cofrades (son 1.410) y creyentes en general de toda la ciudad.
La Novena proseguirá el día 8 con la celebración de la Natividad de Nuestra Señora (bajo el eslogan María, madre de esperanza), con misas a las 8, 10 y 19. Martes, miércoles y jueves se reproducen los horarios salvo el miércoles en que a las 9:45 es la Misa Capitular.
Y finalmente, el gran día, el 12 de septiembre, a las 8 de la mañana habrá recepción de peregrinos en la puerta de la Catedral, traslado del Santo Cristo al Altar Mayor donde habrá Santa Misa, eucaristías también a las 10 y las 12 y la solemne celebración de la Eucaristía y retorno del Santo Cristo a su capilla.