JJ Hoyas, el oscense de las cien mil fotos submarinas: "El mar seduce mucho"

Buceador, instructor, dietista, entrenador personal y fotógrafo, planifica una etapa expositiva y le gustaría comenzar por Huesca

18 de Abril de 2025
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JJ Hoyas, el oscense seducido por el mar que ha hecho más de 100.000 fotos

José Joaquín Hoyas Andrevis, Jota, Jota Jota o JJ para los amigos, ha superado las cien mil fotografías submarinas en mares de distintas latitudes del mundo, un gran número de Tenerife, donde reside desde hace veinte años. Su polifacética hoja de servicios profesional delata su carácter inquieto: militar con misiones en Bosnia-Herzegovina, entrenador personal con "medalla de oro paralímpica", dietista, retratista de famosas, instructor de buceo CMAS-SSI (Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas-Escuela Internacional de Buceo) y fotógrafo en la fascinante vida en el mar.

Disfruta estos días de Semana Santa de la Huesca en la que se educó, en concreto en San Viator, y que fue la base desde la que echó a volar muy joven. "Con 14 años entré en una Academia Militar en Calatayud, luego en Lérida, estuve unos años destinado en Menorca y luego en Madrid". En esta última etapa, sufrió un accidente de moto que le ocasionó una severa lesión de rodilla que le retiró.

En esa encrucijada, decidió que precisaba un "clima más benigno. Me fui a Tenerife a probar suerte y llevo veinte años". Nota mucho la diferencia de temperatura, cuando viene en Navidad de los veintidós grados de las Islas Afortunadas a la tendencia a cero de Huesca":

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No es sólo una diferencia meteorológica, sino los propios conceptos de vida son muy diversos. "Aquí nos apoyamos muchísimo en los amigos, allí en la familia. Los amigos, sales a la calle y un poco al que te encuentras. Le dan menos importancia a las cosas, se comprometen menos. Sin embargo, hay muy buen clima, con cualquiera que pasa por la calle te puedes tomar un café tranquilamente... Es como un pueblo grande la isla".

ENTRENADOR PERSONAL

Su profesión principal es la de entrenador personal. "Mi cumbre fue que me llamaron para hacer el entrenamiento físico de Michelle Alonso, nadadora paralímpica que fue Medalla de Oro en Londres y Brasil de 100 metros braza. Estaba un poco estancada y estuve ayudando al entrenador principal que era José Luis Guadalupe. Yo hacía el entrenamiento de fuerza. Volvió de Tokio con medalla de oro y récord del mundo".

También es Técnico Superior en Dietética. "Doy conferencias sobre Nutrición. Ahora la gente tiene un lío tremendo con la alimentación... Casi todo no es ni blanco ni negro, sino que hay tonos intermedios". Eso sí, se agreve a poner porcentajes. "La alimentación tiene que ser un 70-80 % de verduras y frutas. Recomiendo lo que llaman "real food", que cocinemos en casa, que no compremos ultraprocesados, lo cual no quiere decir que de vez en cuando no se pueda tomar un ultraprocesado".

JJ Hoyas
JJ Hoyas

En su caso, reconoce ser "un poco polémico con el alcohol, porque no es que diga que no lo tome nadie, pero sí comento que es malo en cualquier cantidad. Ahora ya, la gente que haga lo que quiera. Básicamente, es eso, carnes y pescados magros, huevos, lácteos... No soy muy radical en nada. Hace años sí ponía dietas y dejaba sábado y domingo libre para que comieran lo que quisieran. Al final, la comida es un acto social. No es sólo comer, no es nutrirse solamente. A nivel psíquico, es muy importante también".

ENAMORADO DEL MAR

De su vida en Menorca estaba ya "enamorado del mar" y el motivo principal de ir a Tenerife fue aprender a hacer surf. Sin embargo, se cansaba por la sucesión de lesiones que le ocasionaba, "aprendí más o menos porque es un deporte complicado, de los que más se me han resistido en mi vida".

Tras una transición en la que combinó surf y buceo, acabó en esta segunda faceta. "Submarinismo es como meterse en otro planeta en otro momento, es cambiar de mundo totalmente, los animales se acercan mucho, es muy distinto a la tierra. Seduce mucho".

Anualmente, practica entre 100 y 150 buceos de entre 45 minutos y hora y cuarto, hasta hora y media si no es profundo. "Ya habré llegado a las dos mil inmersiones tranquilamente". Ha disfrutado de México, Sudáfrica, el Mar Rojo en Egipto, en Maldivas, en Tailandia, las Islas Azores y unos cuantos sitios más, obviamente canarias en el centro de la actividad. Prepara ahora un viaje a Indonesia.

Es instructor de buceo en el club Kiss me For Diving de Tenerife, con homologación internacional CMAS-SSI, con clientes particulares o por grupos, dependiendo además del grado de pericia que tiene cada uno.

Explica los inicios de esta actividad. "Una vez que pasamos la primera fase en la que estamos más pendientes del equipo y de hacer las cosas bien, cuando ya conseguimos relajarnos tras unas cuantas inmersiones, es el relax total. No es el mundo del silencio que decía Jacques Cousteau, porque oímos nuestra respiración, las burbujas y demás, se oyen los barcos e incluso en Sudáfrica oímos los cantos de las ballenas, pero sí te aíslas un poco del mundo. Entre que estás en suspensión, estás pendiente de ver animalitos y algas, anémonas y demás, es una relajación total para todo el mundo. Nos llenamos de nitrógeno, que es un poco narcótico, con lo cual nos da una sensación de euforia. Cuando salimos fuera, tenemos esa sensación y esa relajación. Para gente con estrés en el trabajo, es una salida impresionante, increíble".

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Un tiburón fotografiado por JJ Hoyas

"LO QUE EL PULPO ME ENSEÑÓ"

Asegura JJ que los "animales son curiosos como nosotros. Cuando entramos en su medio, vienen a ver qué somos". Ha buceado con tiburones tigre de cinco metros y medio, con tiburones de puntas negras, y "normalmente no hacen nada. No te molestan si tú no les molestas. Como mucho, se acercan a curiosear un poco. En cuanto se ven un poquito en peligro, huyen. Verse en peligro es simplemente que te acerques a ellos. En Tenerife hay muchos tiburones y no los vemos, porque, en cuanto nos ven desde lejos, huyen. Somos unos animales extraños debajo del agua. Pero también, como echamos burbujas, se acercan y juegan con ellos".

Hay especies más adaptadas a la presencia humana. "Los pulpos suelen jugar más, interactuar más con los buceadores, pero la mayoría en cuanto nos acercamos un poco salen huyendo".

"Estan en agua fría y son fríos los peces. Con los pulpos, sí que se puede conseguir una relación. De hecho, hay un documental sobre un pulpo y se puede conseguir digamos que una cierta amistad". Recuerda el magnífico documental oscarizado "Lo que el pulpo me enseñó", absolutamente emocionante y recomendable. Hoyas Andrevis tiene una extraña empatía con una "fula negra, que es muy pequeñito, muy agresivo, pero al cabo de años... Mis amigos se ríen porque les digo: ya verás cómo se acerca a saludarme, y efectivamente se acerca a mí, no a los demás. Me conoce".

Pese a su territorialidad y negativa a cualquier contacto, sí se pueden aproximar para que les quiten un anzuelo, cinta o algún material que le está molestando.

Es una enciclopedia marítima, que lo mismo enumera peces venenosos que la fuerte mordida de la tortuga. Una paradoja para el imaginario popular. "Unos de los que más respeto me dan son los delfines, que son muy juguetones y tienen muchísima fuerza. Te pueden hacer daño, porque se aproximan, interactúan, te pasan muy cerca y alguna vez te dan un golpe. Hay que tener mucho cuidado. Y luego hay peces que nos acercamos lo justos porque son muy venenosos, y a un tiburón nos acercamos pero no jugamos con él".

Le fascina la que él llama "vida pequeña, la vida macro, que precisa de objetivo de macro porque son cosas que a simple vista no se ven. Tengo fotografías de camarones que son más pequeños que la puntea de un alfiler. Como mucho, sabes por dónde está y con unas lentes de aumento puedes ver la belleza del camarón. En mi página tengo varios que son muy difíciles de encontrar y fotografiar. Se mueven y enseguida se salen de enfoque. Hay muchísima vida tanto debajo de las piedras como por encima, al lado de las anémonas. Muchos buceadores me dicen que, gracias a que hacemos las fotos, pueden verlas, porque a simple vista no se ven".

Su vida submarina está repleta de anécdotas fascinantes. Recuerda unas cuevas de agua dulce en México. "Cuando bajó el nivel del mar, se quedó allí el agua. Al filtrarse, en este cenote que se llama Angelita, en la Península del Yucatán, al bajar hay un trozo que es sólo azufre. Al pasar por él, vas viendo cómo desaparece tu cuerpo, literal, y cuando pasas debajo, como no llega mucha luz, haces una especie de buceo nocturno. Ahí, por ejemplo, se huele a huevos podridos que es el olor del azufre".

NUEVA ETAPA: EXPONER... EMPEZANDO POR HUESCA

JJ, que durante toda la entrevista mantiene firme en su mano la cámara que tantas alegrías le propicia, ha acumulado tal patrimonio fotográfico que ya piensa en una nueva etapa expositiva de la apasionante vida marina. Le gustaría empezar por su ciudad. "Huesca sería mi oportunidad, sería mi ilusión empezar mis exposiciones precisamente donde me he criado, donde tengo mis mejores amigos, tengo a mi madre, aquí se ha criado parte de mi familia. Estaría muy ilusionado de que fuera mi primera exposición". Así que oído, navegantes.

Un ser minúsculo que solo ve la cámara
Un ser minúsculo que solo ve la cámara

Cuenta con unas cien mil fotografías, de las que piensa hacer "buena limpia que dejaría en cincuenta o sesenta mil". Autoexigente, asegura que, de calidad o calidad, ocho o diez mil fotos "fácil". Ahí es nada. "Yo buceo mucho. Soy un fotógrafo bastante prolífico. Hay amigos míos que se meten a la inmersión y, si sacan una foto o dos, están contentos. En una buena, yo puedo sacar ocho o diez fotos. Me meto tres o cuatro veces por semana. Al final, tengo muchísimas fotos".

Reconoce que la fotografía subterránea es complicada, y de hecho de las sesenta que puede hacer en una inmersión, veinte son de control de luz y otros parámetros. "No tenemos mucha luz y la fotografía es luz. De las sesenta, saco cinco, siete, ocho, diez".

Alude a un pez "fotogénico, fácil de fotografiar". "Es la cabrilla, que en Tenerife se comen. Me parecen muy simpáticos, muy bonitos y quedan muy bien en las fotografías, se quedan muy quietos. El otro día los vi en la pescadería y me dio muchísima pena. Yo los veo vivos y luego verlos muertos da lástima. Hay buceadores que no comen pescado". JJ, sí, pero le apena cuando sacan un mero pequeño, cuando puede llegar a sesenta kilos: "Le has quitado mucha vida al mero y muchos kilos para que lo consuman más personas y se aproveche".

Este Viernes Santo, salta el mar y vuela desde Huesca a Tenerife. En la perspectiva, el largo viaje a Indonesia, donde le espera el increíble universo de la vida marina. Su pasión que, Dios mediante, está llamado a exponer en Huesca.

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