El juego y los juguetes

Se trata de una actividad creadora que implica participación y favorece la interacción

Myriam Sánchez/Victoria Cabrero (*)
30 de Octubre de 2022
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Mario con su juguete educativo. El juego es crucial
Mario con su juguete educativo. El juego es crucial

El juego es una actividad fundamental en los niños de Educación Infantil. Les ayuda a prepararse para la vida, puesto que aprenden jugando. Se trata de una actividad creadora que implica participación y favorece la interacción.

Durante los primeros meses de vida el niño juega con su propio cuerpo. Explora sus manos, sus pies y se lleva a la boca todo lo que encuentra porque la boca es una de sus principales formas de transmitir información a su cerebro. Así que es fantástico y debemos dejarles chupar y mordisquear todo lo que sea seguro (evitar mando TV, móvil…)

En su primer año, el bebé estimulará sus sentidos con juguetes de colores que puedan producir sonidos, es el ejemplo de los sonajeros, que empezará a utilizar con la ayuda del adulto.

Para ayudar a nuestro hijo a alcanzar los principales hitos de su desarrollo podemos servirnos de los juguetes como un instrumento que nos lo facilite:

  • VOLTEAR (pasar de boca arriba a boca abajo). Con una marioneta de dedo o de mano podemos captar su atención enseñándosela con mimo y sin prisa de un lado de su cabeza hasta el otro lado para animarle a girar.
  • PIVOTAR (girar como las “agujas del reloj” estando boca abajo). Con un coche o un juguete de arrastre le estimulamos para que haga ese movimiento.
  • REPTAR (al principio hacia atrás). Con una pelota de tela o de texturas le invitamos a que se desplace. Aunque querrá ir hacia delante, irá hacia atrás pero es normal, poco a poco irá hacia delante y alcanzará la pelota.

Para que estos juguetes sean eficaces, deben ser atractivos para el bebé. Para ello antes de realizar estos ejercicios dejaremos que el niño los explore (que los toque, los manipule, se los lleve a la boca…) De esta manera mostrará interés por ir a por ellos.

A partir del año, el juego se hace más independiente por lo que puede jugar explorando objetos, encajando y clasificándolos, teniendo en cuenta que sean de un tamaño adecuado para que no se los puedan tragar. Para esto son muy buenos los bloques de construcciones, los puzles de madera o los juguetes insertables. También a esta edad el niño necesita movimiento, por ello disfrutan muchísimo con los correpasillos (existen evolutivos de 1 a 3 años).

A partir de los dos años, aparece el juego simbólico, por lo que los niños empiezan a jugar a representar a los adultos por ejemplo con el supermercado o la cocinita. Continúan con la necesidad de movimiento, por lo que los triciclos, cochecitos o pelotas se vuelven un “must” en su día a día, al tiempo que van mejorando su destreza con cubos y palas en el arenero.

Para que el niño fomente su imaginación, los juguetes deberían de ser sencillos y adecuados a su nivel madurativo. Es más importante la calidad del juguete que la cantidad. Por tener más elementos de juego no va a ser más feliz ni estar más motivado, sino todo lo contrario. Es fundamental que tras jugar con algo enseñemos a nuestro hijo a recoger para sacar el siguiente juego. Así les ayudamos a focalizar la atención hacia lo que estamos haciendo, sino pueden acaban frustrándose. Y al mismo tiempo les estamos inculcando un valor importantísimo y que “amuebla” bien su cabeza: EL ORDEN.

 

(*) Centro de Educación Infantil Kid's Garden Huesca

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