Bajo una lluvia incesante pero con el ánimo de siempre, se ha celebrado en la plaza Concepción Arenal, la concentración que tiene lugar cada último miércoles de mes contra las violencias machistas, organizado por el Colectivo feminista de Huesca.
En el acto, se han leído algunos fragmentos de un artículo firmado por la periodista Ana Requena Aguilar: En él, publicado por eldiario.es, se analiza cómo ciertos eventos recientes reflejan normas sociales sobre los roles de género. Por un lado, el interrogatorio del juez Adolfo Carretero a Elisa Mouliáa muestra cómo se sigue cuestionando la credibilidad de las mujeres en casos de agresión sexual, con preguntas que sugieren culpa o responsabilidad por lo ocurrido. Este tipo de trato refuerza estereotipos que presentan a las mujeres como sospechosas, imprudentes o manipuladoras, alejándolas del sistema judicial y perpetuando el miedo y la vergüenza.
Por otro lado, las primeras decisiones de Donald Trump como presidente de EE.UU. también refuerzan una visión rígida de lo que debe ser un hombre y una mujer. Al firmar órdenes ejecutivas que niegan la identidad trans y eliminan programas de diversidad, transmite la idea de que solo existen dos sexos con características fijas. Su discurso sobre la protección de las mujeres no es inclusivo, sino que busca preservar una estructura tradicional basada en la jerarquía patriarcal, donde hombres y mujeres tienen lugares predefinidos en la sociedad.
Ambos casos, aunque ocurridos en contextos distintos, reflejan una misma lógica: la imposición de un modelo específico de hombre y mujer. Mientras el juez trató con dureza a la actriz y con indulgencia a Errejón, Trump refuerza políticas que limitan la diversidad. Estas situaciones evidencian que, aunque las leyes cambien, las normas sociales que sostienen desigualdades de género siguen vigentes y se reproducen en diversos ámbitos, desde tribunales hasta políticas gubernamentales.