El "maldito roedor" que visita las columnas jónicas del Olimpia en Huesca

Una rata de gran tamaño es captada por un móvil mientras "coseaba" arriba y abajo

21 de Agosto de 2025
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Rata junto al Teatro Olimpia de Huesca

Que Huesca es una ciudad ideal para pasear lo demostraron durante semanas aquellos tiernos patitos que entrañablemente dibujaban una simpática estampa alejados de su domicilio teórico del Parque Miguel Servet y recorrieron con todo el sosiego y desparpajo ora la Plaza López Allué, ora la Plaza de Navarra, en el calor la piscina del Hotel Abba Huesca todas las tardes. Tanto que se hicieron virales y el relato de EL DIARIO DE HUESCA fue recogido por radios y televisiones nacionales.

Se convirtieron en la mascota predilecta de la ciudad, que se ponía a grabar videos cuando los veían y los remitían a nuestra redacción. En el universo animal, no todas las especies gozan del mismo predicamento. No hay más que recordar la serie Pixie y Dixie, en la que el gato míster Jinks los denominaba "malditos roedores". Tales son sus riesgos y la incomprensión que suscitan que se venden matarratas o cepos para cazarlas e intentar, en vano, exterminarlas. La aversión social se constata en que, de hecho, cuando a alguien se le llama rata se le está diciendo de todo menos guapo o guapa. De rastrero a tacaño, va toda una gama de invectivas.

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Y, sin embargo, las ciudades están llenas en el subsuelo, y en ocasiones en superficie, de ratones y ratas que, nada más verlos, suscitan animadversión. Huesca no es una excepción y los roedores buscan sus refugios, conocedores de los peligros que rodean su integridad. No hace mucho, explicábamos la presencia de algunos ejemplares en una iglesia de Huesca, problema que ha quedado resuelto -aparentemente, nunca se sabe-.

La noche del pasado miércoles, un lector de EL DIARIO DE HUESCA captó una escena de una rata de dimensiones considerables que llamaba la atención por su tranquilo paseo junto al Teatro Olimpia, y de hecho su figura resaltaba junto a las columnas jónicas que tanto realzan el templo escénico. El animalíco llevaba un buen ritmo camino hacia la Avenida Monreal cuando, observador, se percató de que estaba siendo objeto de reportaje videográfico y repentinamente viró en sentido contrario, en lo que Huesca llamaríamos "cosear", Coso p'arriba, Coso p'a bajo. Por aquello de su escapismo que no mejoría ni Houdini, súbitamente desapareció y ahora estará en el inframundo... hasta su próximo tardeo o marcha nocturna por la superficie.

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